La prosecución de la política fiscal activa. Hay que desplegar mejor el papel de la política fiscal activa en la estabilización del crecimiento, en el reajuste estructural, en el impulso de la reforma y en las actuaciones en beneficio del pueblo. En primer lugar, hay que aumentar de manera apropiada el volumen del déficit fiscal y la deuda pública. Se planea programar que el déficit fiscal de este año sea de 1,2 billones de yuanes, 400.000 millones más que el previsto en los presupuestos del año pasado. De la primera cantidad, 850.000 millones corresponden al déficit de la hacienda central y 350.000 millones a los bonos territoriales que ésta emitirá. Este plan obedece principalmente a la consideración de que durante el año en curso los ingresos fiscales no podrán aumentar rápidamente debido al efecto retardado de la reducción tributaria estructural; pero dada la necesidad de aumentar los gastos fiscales inmodificables, en especial los destinados a garantizar y mejorar las condiciones de vida del pueblo, es preciso incrementar adecuadamente el déficit fiscal y la deuda pública para poder seguir apoyando el crecimiento económico y el reajuste estructural. Por otra parte, la actual tasa de endeudamiento de nuestro país es relativamente baja y la del déficit, incluyendo lo que aumentará este año, será aproximadamente de un 2%, manteniéndose en términos generales en un nivel seguro. En segundo lugar, hay que perfeccionar la política de reducción tributaria estructural a tenor de la reforma del sistema tributario. El énfasis debe recaer en impulsar con celeridad la sustitución experimental de la recaudación del impuesto a las transacciones por la del impuesto al valor agregado, en mejorar los métodos correspondientes y en ampliar oportunamente la cobertura del ensayo a más zonas y ramas. En tercer lugar, hay que redoblar los esfuerzos por optimizar la estructura de los gastos fiscales. Debemos seguir priorizando los eslabones débiles y los ámbitos relacionados con la vida del pueblo, entre ellos, la educación, los servicios médicos y sanitarios y la seguridad social, someter los gastos ordinarios ¾incluidos los administrativos¾ a un control estricto y manejar con laboriosidad y economía todo lo que emprendamos. Las inversiones englobadas en el presupuesto central se destinarán principalmente al programa de viviendas de protección social; a la agricultura, las obras hidráulicas, el alcantarillado urbano y otras infraestructuras; a los servicios de interés social y demás programas relacionados con la vida del pueblo, y a terrenos como el ahorro energético, la reducción de emisiones y la protección del entorno ecológico. Y, en cuarto lugar, hay que continuar fortaleciendo la administración de la deuda de los gobiernos territoriales. Es preciso tratar adecuadamente su amortización y la financiación continuada de los proyectos en construcción, promover activamente la implantación de un sistema para la administración de dicha deuda y mantenerla controlada en un nivel racional.