La expansión de la gripe tipo H1N1 en Brasil, que ha provocado este año al menos 61 muertes en el país, llevó a la Iglesia Católica en tres ciudades del estado de Sao Paulo a cambiar los hábitos durante las celebraciones religiosas, según informaron hoy medios locales.
El turístico Santuario Nacional de Aparecida, a 170 kilómetros de Sao Paulo y que cada fin de semana recibe hasta 200.000 peregrinos, pasó a adoptar nuevas orientaciones durante las misas.
"El santuario es un poco cerrado y recibe gente de Brasil todo, inclusive de localidades con casos más frecuentes de H1N1", explicó a la edición digital del diario Folha de Sao Paulo el prefecto de ese centro de peregrinación, Joao Batista de Viveiros.
El padrenuestro con las manos cogidas, el abrazo entre fieles y la hostia en la boca, ahora entregada en las manos por parte de los sacerdotes, fueron algunas de las medidas adoptadas en el santuario y en las parroquias de otras ciudades del estado, como Franca y Tabuaté.
En la ciudad de Tabuaté fue prohibido sacar en procesiones el pan y el vino que acostumbran ser después dados en la comunión. En Sao Paulo se registraron 55 de las 61 muertes confirmadas por ese tipo de gripe en el país.