La gira que inicia el presidente chino, Xi Jinping, por tres países latinoamericanos antes de reunirse con su homólogo estadounidense, Barack Obama, en California, evidencia que la nueva dirección china promueve la diplomacia en todas las dimensiones en una nueva era.
Se trata del segundo viaje al exterior del jefe de Estado chino, quien anteriormente visitó Rusia, Tanzania, Sudáfrica y la República del Congo, pocos días después de asumir el cargo en marzo pasado, manifestando la intención de Beijing de impulsar las relaciones con esos países.
Del 19 al 27 de mayo, el primer ministro chino, Li Keqiang, también emitió en persona el mismo mensaje a vecinos y socios durante una apretada gira por la India, Pakistán, Suiza y Alemania.
En menos de tres meses desde que asumieron la dirección del país asiático, los nuevos líderes de China dejarán huellas en cinco de los siete continentes, y tal intensidad en la diplomacia de alto nivel y su vasto abanico geográfico son raros, incluso para los actores globales más activos en la actualidad.
Las agendas son la potente prueba de que China, ahora la segunda mayor economía del mundo, está dispuesta a fortalecer la cooperación con viejos amigos y forjar vínculos más profundos con nuevos socios.
Para mucha gente en China, la visita de Xi les pone en contacto por primera vez con Trinidad y Tobago, y se espera también que el viaje aumente el conocimiento sobre la región caribeña en su conjunto.
Además de conversaciones con los líderes de los tres países anfitriones (Trinidad y Tobago, Costa Rica y México) y la firma de acuerdos de cooperación, la agenda de Xi incluye reuniones bilaterales con líderes de otros países caribeños.
Los amplios contactos, como opinan varios observadores políticos, aumentarán la confianza mutua entre China y los países caribeños, y tendrán un profundo impacto sobre las relaciones chino-caribeñas a largo plazo.
China y América Latina, dos partes que llaman la atención mundial con vibrantes cifras de crecimiento cuando la mayoría de los países desarrollados se balancea al borde de la recesión, son socios naturales, dado sus estatus de países en vías de desarrollo y su aspiración común a modernizar el caducado orden económico mundial.
Ambas partes también son altamente complementarias en términos de la estructura económica. América Latina es rica en recursos naturales, mientras China tiene la excelente experiencia en fabricar productos de calidad a bajos precios.
La visita de Xi, que también llama la atención por los crecientes intereses compartidos entre China y América Latina, dará un nuevo impulso a las relaciones entre las dos partes, que han experimentado un rápido desarrollo en los últimos años.
Tras las visitas de Estado a los tres citados países latinoamericanos, Xi se desplazará al estado norteamericano de California para el primer encuentro entre los presidentes de China y Estados Unidos desde las transiciones de poder en ambos países.
El carácter informal de la cumbre permitiría a los dos líderes desarrollar una amistad personal que contribuirá al desarrollo sin contratiempos de las relaciones bilaterales en los años venideros.
A través de las conversaciones extensas y profundas sobre los temas estratégicos de interés común, los dos líderes abordarían el curso futuro de las relaciones bilaterales, considerada como la más importante del orbe por su impacto global.
La cumbre también ofrece una plataforma perfecta para que los dos líderes exploren las perspectivas de un nuevo modelo de relaciones entre una potencia naciente y una dominante, caracterizado por la cooperación de beneficio mutuo en lugar de fricciones constantes e incluso conflictos.