El gobierno de Ecuador cesó hoy a 203 policías de las filas de la institución por estar involucrados en distintos actos de corrupción y abuso sexual, anunció el ministro del Interior, José Serrano. En una conferencia de prensa acompañado de la cúpula de la Policía, el funcionario indicó que la decisión se enmarca dentro de un proceso de depuración de la institución y tras un riguroso proceso de investigaciones a los uniformados. "Estos 203 policías el día de hoy ya han entregado todo su armamento en las diferentes unidades a nivel nacional, estuvieron involucrados presumiblemente en delitos que van desde abuso sexual hasta asalto", indicó Serrano.
Otros delitos en los que estuvieron implicados incluyen asociación ilícita, atentado contra el pudor, asalto, cohecho, extorsión, falsificación de documentos, como licencias y matrículas, y ocultación de evidencias en procesos judiciales. Asimismo, se determinó su participación en hechos de hurto y robo, tráfico de drogas, plagio, secuestro, tenencia ilegal y uso indebido de armas, evasión de detenidos, malversación de fondos, intento de asesinato, entre otros delitos. Serrano explicó que los policías utilizaron el uniforme de la institución policial para "su lucro e interés personal" y sostuvo que de manera "ilegítima habían logrado obtener amparos constitucionales," (protección) en la justicia local.
"Estos 203 ciudadanos que vestían el uniforme de la institución policial fueron beneficiados a título personal, dejando en indefensión a todos los ecuatorianos y ecuatorianas, y sobre todo, generando esta permanente situación de impunidad", apuntó. El ministro advirtió que aún quedan algunos policías dentro de la institución que siguen usando el uniforme para su beneficio personal, por lo que continuará el proceso de depuración emprendido por el gobierno del presidente Rafael Correa. "Vamos a profundizar su fortalecimiento (de la Policía), sobretodo, para recuperar la confianza total de los ciudadanos en los uniformados que día a día se encuentran en las calles defendiendo la paz y la tranquilidad de cada uno de nuestros compatriotas", indicó Serrano. La Policía ecuatoriana se encuentra desde hace tres años en un proceso de depuración interna dispuesto por el presidente Correa, luego de la revuelta policial del 30 de septiembre de 2010 que el gobierno juzgó como un intento de golpe de Estado. Durante el gobierno de Correa se registraron cambios en el alto mando de la institución y en la gestión administrativa "en función del bien común y no a favor de pequeños grupos o de particulares privilegios", según el gobernante. "Se están reestructurando los mandos policiales y todas las cosas que fallaron" que impidieron que se detectara a tiempo la sublevación, dijo entonces el mandatario. La revuelta surgió en protesta a la aprobación de una Ley que supuestamente quitaba beneficios económicos a los policías.