Por Wu Xia
Como grandes economías en vías de desarrollo que conviven una al lado de la otra, China y la India tienen muchas razones y el deseo común de ser buenos vecinos y socios, pese a las disputas.
Los líderes de ambos países han reconocido desde hace mucho tiempo la importancia estratégica de los vínculos chino-indios y mostrado la firme voluntad de mantener la cooperación de beneficio mutuo.
La actual visita del primer ministro chino, Li Keqiang, a la India demuestra nuevamente el consenso de alto nivel de la dos partes por intentar cerrar las brechas y trabajar en pos de una cooperación más fluida y amplia.
"Existen muchos más intereses compartidos entre China y la India que las diferencias", expresó Li el lunes.
El primer ministro indio, Manmohan Singh, apoyó la opinión de Li al asegurar que la India y China son socios, no adversarios.
Numerosos intereses convergentes hacen que los dos gigantes asiáticos estén cada vez más cerca.
Quizás el punto esencial sea que ambos países necesitan de un ambiente pacífico y estable para el desarrollo cuando están entrando en un momento crucial del rejuvenecimiento nacional en su historia.
Las recientes tensiones militares en las disputadas zonas fronterizas a lo largo del Himalaya han concluido pacíficamente, con loables esfuerzos diplomáticos de ambas partes.
Para garantizar un ambiente pacífico para más de 2.500 millones de personas, China y la India se han esforzado por una pronta solución de las disputas fronterizas. Ambos países acordaron el lunes mejorar los diversos mecanismos fronterizos para hacerlos más eficientes, lo que constituye un importante paso adelante.
Mientras tanto, corresponde a los intereses de ambas partes asegurarse de que las disputas fronterizas no dañan los lazos amistosos o perjudican la cooperación en otras áreas.
Como los dos mercados emergentes más grandes del mundo y los dos países más poblados del planeta, China y la India cuentan con perspectivas envidiables en la cooperación comercial y económica.
Han acordado tratar el desequilibrio comercial, mejorar la inversión, y crear vínculos más estrechos entre los dos grandes mercados.
En la arena internacional, China y la India son socios naturales en la tarea de reformar las reglas globales sobre el cambio climático, el comercio y las finanzas.
Las dos naciones más grandes en vías de desarrollo ya han cooperado de manera efectiva dentro del marco del Grupo de los 20 y del BRICS, para conseguir un mundo multipolar más justo.
Como han dicho Li y Singh, el desarrollo de China y la India es bueno para el mundo, y este último tiene suficiente espacio para alojar las aspiraciones de crecimiento de ambos.
Nueva Delhi puede estar segura de que China no buscará hegemonía ni regional ni global. En lugar de ser una amenaza para la India, el robusto crecimiento económico de China y su creciente fuerza nacional ofrecen oportunidades para la promoción de la paz y la prosperidad en Asia.
Los intereses convergentes han hecho de China y la India socios fuertes. Los dos países han acordado dejar a un lado sus diferencias para involucrarse en una asociación estratégica y de cooperación con miras al futuro.
Ahora ambos tienen un objetivo común: construir un Asia más fuerte y un mundo más próspero.
En un mundo multipolar, las principales potencias necesitan aprender a acomodarse las unas a las otras. China y la India cuentan con una buena oportunidad para convertirse en un ejemplo para el resto del mundo.
No podemos elegir a nuestros vecinos, pero sí que podemos elegir qué tipo de vecindad con que queremos vivir.