BRASILIA, 25 sep (Xinhua) -- La legislación contra la violencia doméstica vigente en Brasil desde 2006 tuvo poco impacto sobre el número de homicidios de mujeres, de acuerdo con el estudio "Violencia contra la mujer: feminicidios en Brasil", divulgado hoy por el gubernamental Instituto de Pesquisa Económica Aplicada (Ipea).
Con base en datos del ministerio de Salud, el informe revela que las tasas de mortalidad eran de 5,28 por cada 100.000 mujeres en el período entre 2001 y 2006, antes de la vigencia de la ley, y de 5,22 entre 2007 y 2011, una caída poco significativa.
Además, el Ipea estima que ocurrieron 5,82 muertes por cada 100.000 mujeres entre 2009 y 2011.
El feminicidio es definido como el homicidio de una mujer por conflicto de género.
Los crímenes son generalmente practicados por hombres, principalmente por parejas o ex parejas, en situaciones de abuso familiar, amenazas o intimidación, violencia sexual, "o situaciones en las cuales la mujer tiene menos poder o menos recursos que el hombre".
Según el Ipea, mujeres jóvenes fueron las principales víctimas de la violencia, 31 por ciento de ellas en la franja etaria de 20 a 29 años y 23 por ciento de 30 a 39 años.
Más de la mitad de los óbitos, el 54 por ciento, fue de mujeres de 20 a 39 años, y la mayoría, 31 por ciento, ocurrió en la vía pública, contra 29 por ciento en domicilio y 25 por ciento en hospitales u otros establecimientos de salud.
La mayor parte de las víctimas es negra, representando el 61 por ciento del total, y baja escolaridad, ya que 48 por ciento de las víctimas tenían menos de 8 años de estudio.
Cerca de 50 por ciento de los feminicidios ocurrió con armas de fuego, 34 por ciento con instrumentos perforantes o contundentes, y 6 por ciento de los casos fue por sofocamiento o ahorcamiento.
El Ipea también resalta que la magnitud de los feminicidios es elevada en todas las regiones y estados brasileños.
"Esta situación es preocupante, una vez que los feminicidios son eventos completamente evitables, que abrevian las vidas de muchas mujeres jóvenes, causando pérdidas inestimables, además de consecuencias potencialmente adversas para los niños, las familias y para la sociedad", afirma el documento.
El eje principal del combate a la violencia doméstica en Brasil es la ley Maria da Penha, que si bien no consiguió contener la tasa de feminicidios, es considerada un modelo en la prevención de la violencia contra la mujer.
Sancionada en 2006 por el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva, su nombre rinde homenaje a Maria da Penha Maia, una mujer que había sufrido dos tentativas de asesinato a manos de su marido.
Aunque el agresor fue condenado ocho años después, consiguió eludir la pena con diversos recursos jurídicos.
El caso llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), que acató por primera vez una denuncia por crimen de violencia doméstica, obligando al agresor a cumplir dos años de prisión.
La lucha de Maria da Penha condujo a la sanción de la ley que castiga con penas de hasta de tres años de prisión al hombre que golpee a su mujer dentro de casa.