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Enfrentan campesinos brasileños mayor sequía en 50 años

Actualizado a las 15/06/2013 - 10:03
BRASILIA, 14 jun (Xinhua) -- Los campesinos de la región del semiárido en el noreste de Brasil, donde se concentra la población más pobre del país sudamericano, enfrenta la mayor sequía de los últimos 50 años, lo que exigió una serie de medidas de emergencia del gobierno de Dilma Rousseff para amenizar la situación de las familias.
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BRASILIA, 14 jun (Xinhua) -- Los campesinos de la región del semiárido en el noreste de Brasil, donde se concentra la población más pobre del país sudamericano, enfrenta la mayor sequía de los últimos 50 años, lo que exigió una serie de medidas de emergencia del gobierno de Dilma Rousseff para amenizar la situación de las familias.

Según datos oficiales, más de 1.400 municipios están siendo afectados por la sequía, lo que representa cerca de 22 millones de personas en un área que alcanza a 16 por ciento del territorio brasileño.

La región del semiárido -la más poblada en su tipo del mundo- se extiende por los estados de Alagoas, Bahia, Ceará, Paraíba, Pernambuco, Piauí, Rio Grande do Norte y Sergipe, y el norte de Minas Gerais, cubriendo cerca de un millón de kilómetros cuadrados.

Habitualmente, el ciclo anual en la región es de 7 a 8 meses de sequía y de 3 a 5 meses de lluvia, pero la falta de precipitaciones en los últimos dos años llevó a una situación de alerta que exigió una amplia respuesta gubernamental.

En diálogo con Xinhua, el ministro de Desarrollo Agrario, Pepe Vargas, explicó que la gravedad de la situación fue aliviada por diversas políticas implementadas durante la última década, evitando que los campesinos tuvieran que atravesar condiciones extremas.

"En los últimos diez años, las políticas públicas mejoraron la situación de las familias en el semiárido, su calidad de vida y su nivel de renta. Además de la ayuda que representan los planes sociales como el Bolsa Familia, fueron realizadas obras de seguridad hídrica y la instalación de cisternas para acumular el agua de lluvia", explicó.

La sequía no permitió preservar agua, pero las cisternas instaladas a partir del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) están teniendo una función importante, al permitir que el gobierno provea el agua potable necesaria.

"A diferencia del pasado, en esta sequía no se ven "retirantes" (emigrantes), lo que es una novedad para Brasil, ni hay aumento de la mortalidad infantil. El problema de la sequía ahora son las pérdidas agrícolas", subrayó.

Otro factor que alivia la situación de los afectados es el proyecto de transposición del río San Francisco, para llevar agua al Sertón, una obra que está en curso pero que ya comienza a favorecer a productores de algunas localidades.

En el pasado, las duras condiciones impuestas por la sequía provocaban la emigración masiva de los campesinos, con graves pérdidas para las familias, y muchas veces daban lugar a saqueos y ocupaciones de tierras.

Vargas recordó que históricamente la sequía daba lugar a la explotación política por parte de las elites regionales, que se aprovechaban del fenómeno para mantener su dominación.

Por esa razón, el gobierno decidió que la tarea de distribuir el precioso líquido quede bajo la responsabilidad del Ejército, que recorre los campos con "vehículos-tonel", que por el momento entregan agua para garantizar las necesidades del consumo humano.

"Es parte de la cultura del lugar la crianza de bovinos y caprinos, y por las mejores condiciones de renta de la última época las familias compraron ganado por encima de lo sustentable en términos de la necesidad de agua. Eso es algo que agravó un poco la situación. El rebaño bovino es el que más está sufriendo", explicó.

El gobierno definió una serie de acciones estructurantes, como diques, canales y aductores, y acciones emergenciales como la distribución de agua para el consumo humano y la abertura de una línea de crédito especial con pagos suspendidos hasta 2016 y descuentos de hasta 80 por ciento caso sean pagados al día.

Cerca de un millón de agricultores se beneficiaron del Garantía Cosecha, un programa preventivo por el que se garantizaron sus ingresos medios pagando 9,50 reales (4,5 dólares) al año, mientras que poco más de un millón de familias que no adhirieron reciben el Bolsa Sequía, una ayuda de renta mínima del gobierno.

La presidenta Rousseff determinó que las acciones del gobierno para amenizar los efectos de la actual sequía van a continuar mientras duren las condiciones meteorológicas adversas.

"Después de la sequía será anunciado un plan de reestructuración para la agricultura familiar del semiárido. Estamos previendo acciones para aumentar el agua almacenada para la producción, más crédito para las familias, la recomposición del rebaño, incentivo a sistemas de producción de convivencia con la sequía, y repoblamiento de la palma forrajera", explicó Vargas.

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