La actividad del volcán Popocatépetl puede dar paso a la formación de cuerpos de lava y su derramamiento por los bordes, sin mayor proporción, informó hoy el Instituto de Geofísica (IG) de la Universidad Nacional Autónoma de México.
El investigador del IG, Hugo Delgado, indicó que la reciente actividad del volcán es similar a los últimos años, aunque con un ascenso de más material magmático, el cual puede dar origen al crecimiento del cuerpo de lava que aparece en el cráter y eventualmente su posible destrucción.
Delgado dijo que la actividad puede continuar para luego decaer; también puede aumentar la producción de lava y derramarse por los bordes del cráter, así como incrementar la emisión con eventual destrucción de los cuerpos de lava e incluso un aumento que genere una explosión de mayor magnitud.
El crecimiento del cuerpo de lava puede ser suficientemente grande para derramarse por los flancos, indicó el experto.
"Esto lo ha hecho por miles de años; de hecho la acumulación es lo que ha permitido la construcción del edificio volcánico, que ocurre a partir de flujos que se desbordan desde el cráter", comentó.
El vulcanólogo recordó que este fenómeno no se había observado en 19 años, pues ninguno de los cuerpos rebasó el borde.
"Una posibilidad es que se derrame por alguno de los flancos y fluya normalmente o, si no es muy fluida se pueden desprender pedazos que se derrumben y bajen por las laderas".
Delgado señaló que los volcanes tienen erupciones con diferentes tipos de fluctuaciones y momentos de reposo, pero no se da de golpe.
El magma se produce a cierta profundidad, más allá de 30 kilómetros y su ascenso no ocurre en un solo evento, sino en "varias burbujas", explicó.
Agregó que la erupción va a depender de la llegada de una de esas porciones, pero puede ocurrir que suba el magma en forma de lava o bien, que ascienda sin suficiente volumen o flotabilidad para llegar a la superficie y se estanque en el interior del edificio volcánico.
En tanto, las autoridades mantienen el semáforo de alerta en "amarillo fase 3", una fase previa a la alerta roja (máxima), en el que restringen el acceso en un radio de 12 kilometros y piden a los habitantes de las poblaciones de las inmediaciones estar atentas a un cambio brusco que ponga en riesgo su integridad.