Por Pauline D. Loh (China Daily)
Pekín, 30/07/2013(El Pueblo en Línea)- El té, como los vinos, mejoran a medida que envejecen, desarrollando una suavidad y sutileza en el sabor que les falta a las nuevas cosechas. Del mismo modo, la cultura del té chino tiene sus raíces en Lu Yu (733-804 AEC), el santo patrón que transformó la bebida del té en un arte hace unos 1.300 años.
En el clima económico actual, el té en China está disfrutando de un renacimiento en la conciencia y el aprecio, que cruza las barreras psicográficas y demográficas, con zarcillos de influencia que van más allá de los mares.
La cultura del té siempre ha gozado de la atención de la clase alta cuando el país está estable y próspero.
Solía ser la bebida que lubricaba la prosa y la poesía de los estudiosos de la literatura clásica. Era la bebida de la nobleza e igualmente la bebida de los pobres del campo, cuyo consuelo diario después de un duro día de trabajo en los campos era una olla de agua caliente aromatizada con unas hojas preciosas.
Ahora no es diferente, aunque son poco frecuentes las hojas ásperas mezcladas en grandes ollas de cobre destinadas sólo para saciar la sed de la clase trabajadora.
En cambio, hay un orden completamente nuevo, donde las hojas se clasifican cuidadosamente de acuerdo al gusto, terreno y el tilín de las cajas registradoras y nuevas industrias relacionadas están floreciendo junto a los nuevos amantes del té.
Hornos nuevos y antiguos están produciendo utensilios de té que van desde la cerámica rústica a porcelanas delicadas. Hay teteras de todos los tamaños y formas, tazas tan delicados como cáscaras de huevo, jarras pequeñas que permiten que el té respire antes de ser vertido en las tazas, sostenedores donde se apoyan los coladores de té, aguamaniles que tienen tazas de té entre las preparaciones y urnas de té que almacenan las hojas, entre otras.
Luego están las losas y mesas de té hechas con bloques esculpidos de raíces de árboles y losas de piedra y mármol negro.
Por un precio, los conocedores del té pueden disfrutar de toda la parafernalia, a pesar de que las etiquetas rara vez muestran precios de menos de cuatro cifras y los ceros se pueden estirar a cientos de miles de yuanes para los verdaderos coleccionistas.
El té es un gran negocio. Y los coleccionistas y conocedores están dispuestos a pagar.
En Kunming, capital de la provincia de Yunnan, en el suroeste de China, las tiendas especializadas presentan mesas de té creadas a partir de antiguas raíces de los árboles, en su mayoría importadas de Myanmar. La parte superior de la mesa es suavizada y tallada y, el conjunto está completo con taburetes que hacen juego. El precio actual de un buen conjunto no baja de 10.000 yuanes (1.629 dólares), mientras las mejores maderas pueden llegar a costar hasta 100.000 yuanes.
Losas de té esculpidas en un solo bloque de piedra negro cuestan a partir de 5.000 yuanes.
En Kunming, los comerciantes de té también sonríen en el camino al banco, especialmente aquellos que han tenido la previsión almacenar té Pu’er.
Las órdenes están llegando desde todo el país y el extranjero.
Incluso fuera de China, las casas de té especializadas se están multiplicando por todo Estados Unidos, Europa, Australia e incluso África.
Ellos venden tés de hojas sueltas en las tiendas que están educando al mundo sobre la manera de apreciar los tés como el té del Pozo del Dragón, cosechado antes de las lluvias de primavera, agujas de plata cosechadas por monos, té blanco de peonias con aroma y los brotes peludos de los antiguos árboles gigantes del té pu'er del sur de Yunnan.
Cheng Yu, un comerciante al por mayor en Kunming, es un importante proveedor de estos salones de té. La casa de té Jiuwan de su familia tiene su propia fábrica y plantaciones de té, y Cheng es una biblioteca ambulante de todo lo referente al té.
De hecho, es tan respetado que a menudo es citado en la Enciclopedia del Té de Yunnan, donde hay un capítulo entero dedicado a su empresa familiar.
Ed Grumbine (56), investigador del Instituto de Botánica de Kunming en la Academia China de Ciencias, bebía té rojo chino en los Estados Unidos mucho antes de venir a trabajar acá.
Apenas se estableció en Kunming, comenzó a explorar los famosos mercados de té al por mayor de la ciudad, que se parecen más a “ciudades de té”. Pronto encontró un tutor en Cheng Yu.
Grumbine nos llevó a visitar a Cheng hace poco y resultó ser una experiencia muy educativa.
Había una enorme motocicleta fuera de la tienda de Cheng, un monstruo de 1.800 centímetros cúbicos con tapicería que parecía como si hubiera sido secuestrada de un coche. Imágenes de Jack Kerouac en la carretera con pantalones vaqueros de diseño se niegan a desaparecer.
De hecho, cuando nos encontramos con Cheng, que se parece más a un poeta de la Generación Beat que a un comerciante de té, con bucles ondulados largos y una confianza sencilla ganada en toda una vida en el negocio. Y usaba pantalones vaqueros diseñados especialmente para él.
Nos invitó a tomar el té en la mesa que ya es un accesorio en las tiendas de té de los comerciantes de Yunnan, con el agua a mano y un hervidor casi constantemente en ebullición. El Pu'er que Cheng estaba bebiendo era muy suave -sus taninos naturales estaban tan templado por la edad que se deslizaba suavemente por la garganta como la seda más fina.
Cuando nos sentamos, le hace señal a los dos jóvenes para que prepararan una nueva tetera. Esta vez, la fragancia emana tan pronto el agua caliente inunda las hojas y la habitación se perfuma con el aroma inconfundible de junquillos, narcisos y otras flores.
“Este es un té que he desarrollado recientemente”, dice Cheng, añadiendo que salió por primera vez ceerca del año 2005.
Es un té negro muy floral llamado zhongguohong o China Roja, vinculándola a una hermano mucho más antiguo, el tradicional té dianhong cha o Yunnan Rojo.
Es un té muy solicitado, pero la cosecha es pequeña y Cheng es reacio a desprenderse demasiado de él. El precio de venta aquí es de 400 yuanes por cada 100 gramos, pero en el extranjero el precio puede alcanzar los 400 dólares. Incluso en Pekín, donde las pequeñas cantidades se venden en el centro de distribución de té Maliandao, el costo es el doble que en Kunming.
Esta es una buena indicación de cómo los hábitos de compra de té están cambiando.
Los tés más caros se encuentran ahora con un mercado y así té rojo Qimen ya no es exclusivamente para reyes, sino se ofrecen en los bares especializados de té en hoteles en internacionales de todo el mundo.
Hay algunos tés que se los puede beber jóvenes, tales como el té verde o el té de jazmín tan populares en las hutongs o callejuelas de Pekín.
El té se divide generalmente en negro, rojo y verde. Las categorías se refieren más a su tratamiento en lugar de su color. Las variedades son muy amplias y, como el vino, diferentes terrenos también producen diferentes sabores, aromas y colores.
Una revolución silenciosa está tendiendo lugar ahora, que involucra no sólo a los bebedores de té chinos, sino también aquellos en el extranjero.
Cada vez más occidentales están consiguiendo adhiriéndose a la moda y desarrollando un gusto sofisticado por el té -sin azúcar ni leche, por favor.