BEIJING, 5 may (Xinhua) -- Un documento conjunto suscrito por 11 jóvenes uygures de nueve universidades de China que llama a sus compatriotas uygures a no permanecer más tiempo callados sobre el extremismo religioso concitó el aplauso y apoyo del público luego de un ataque terrorista que cobró tres vidas y dejó 79 heridos el miércoles.
Dos sospechosos, que atacaron con cuchillos y colocaron cargas explosivas a la salida de la estación de trenes del sur de Urumqi, han estado involucrados por largo tiempo con el extremismo religioso, conforme una investigación policial.
El documento llamó al pueblo uygur, el mayor grupo étnico de la noroccidental Región Autónoma china de Xinjiang con creencias musulmanas, a unirse y manifestarse en contra del extremismo y tender la mano a los jóvenes que pudieran caer víctimas de esto.
Se requiere coraje de los estudiantes para levantarse en un momento cuando el extremismo religioso está extendiéndose en Xinjiang, donde más y más mujeres están usando túnicas negras en lugar de las vestimentas étnicas originales y llenas de color del sur de la región.
Los terroristas están usando el temor de la gente a la revancha para promover el extremismo religioso y están ganando terreno.
En la sureña Xinjiang, donde la mayoría de la población está compuesta por la etnia uygur, el canto y la danza a la que los uygures son adeptos y famosos por ser incluso considerados como ajenos al islam, reciben amenazas con ser prohibidos por algunos extremistas.
Aquellos que se aprovechan del extremismo religioso conforman sus fuerzas contra el gobierno y crean caos social a través de ataques terroristas, con la esperanza de generar una fractura del país.
Los ataques terroristas alentados por el extremismo religioso han atravesado la frontera de Xinjiang, al impactar la icónica Plaza Tiananmen de China en Beijing en octubre pasado y una estación de trenes en la suroccidental ciudad de Kunming en marzo.
A fin de incitar el fanatismo y el control de sus seguidores, los extremistas religiosos han descaradamente distorsionado las enseñanzas, erigiendo herejías del tipo de que los "mártires jihadistas van al cielo" y "mata a un pagano significa unos 10 años de piedad".
Los sangrientos ataques terroristas en el país no fueron para el bienestar de los uygures en forma alguna, pero hicieron que las personas en el resto de China se hicieran proclives a estar en guardia contra el grupo étnico y ayudó a aislar a Xinjiang del resto del país.
No es poco frecuente que los hoteles fuera de Xinjiang estuvieran renuentes a recibir a los uygures e incluso a personas de esa región. Además, se les somete a inspecciones adicionales de seguridad en algunos aeropuertos.
Si esa tendencia no puede ser contenida, la brillante cultura uygur se extinguirá eventualmente y el pueblo uygur soportará sufrimientos interminables.
Hasta en tanto la comunidad Uygur constate los intentos maliciosos de los extremistas y resista sus doctrinas e infuencias, Xinjiang proseguirá en su ruta correcta hacia el desarrollo.
La fuerza de 11 estudiantes podría ser mínima si se compara con los 10 millones de pobladores uygures, pero es una señal de un despertar.
Están enviando una advertencia a aquellos que intentan crear desórdenes en nombre del grupo étnico uygure. La ley y la justicia nunca permitirán que ningún terrorista prospere.
Lo que los terroristas y extremistas temen más es la unidad del pueblo uygure y el pueblo de China. Mientras más enemigos deseen destruir la unidad, más se opondrá la unidad.
El pueblo de todas las etnias de China está obligado a unirse y decir no al extremismo religioso hasta el día en que éste fracase.