China mantiene la política de libertad religiosa y garantiza su ejercicio como una parte importante de los derechos humanos de sus ciudadanos, según el libro blanco titulado "Avances de China en los Derechos Humanos 2012", publicado hoy martes por la Oficina de Información del Consejo de Estado.
El gobierno chino administra los asuntos religiosos conforme a la ley y protege los derechos e intereses legítimos de los grupos religiosos, "y se esfuerza por promover la armonía religiosa y permite jugar un papel activo a personajes religiosos y creyentes comunes en la promoción del desarrollo económico y social", añadió el informe.
El Estado se encarga, de conformidad con la ley, de los casos que perjudican los sentimientos religiosos de los creyentes, y trata adecuadamente con la demolición de las viviendas pertenecientes a las organizaciones religiosas y los emplazamientos para la práctica religiosa en la construcción urbana, detalló el documento.
En la actualidad, China cuenta con aproximadamente 360.000 empleados y 140.000 religiosos locales registrados abiertos al público para el ejercicio de la religión, y que básicamente satisfacen las necesidades de los creyentes.
En el país existen un total de 5.500 organizaciones religiosas que desarrollan sus actividades de una forma ordenada.