El estadio olímpico Joao Havelange, escenario del torneo de atletismo de los Juegos de Río 2016 y cerrado desde hace más de dos meses a raíz de problemas en el techo, reabrirá en 18 meses cuando se prevé que hayan finalizado las obras de recuperación estructural, informó este viernes la alcaldía.
La noticia fue divulgada por el secretario municipal de Obras de Río, Alexandre Pinto, en una rueda de prensa convocada para anunciar el resultado de la investigación realizada por una comisión de tres ingenieros contratada por el alcalde Eduardo Paes para evaluar el problema.
Uno de los expertos, Sebastiao Andrade, afirmó a los periodistas que, tal como está, el estadio conocido como "Engenhao" "no cumple las condiciones mínimas" de seguridad: "El refuerzo estructural inmediato de la cubierta es imprescindible para que el estadio pueda ser utilizado con los niveles mínimos de seguridad exigidos por la legislación vigente", enfatizó.
"Es una tragedia", admitió a su vez el secretario de Obras, quien afirmó que el resultado de la investigación será entregado a los dos consorcios de constructoras que realizaron la obra, para que se encarguen de corregir los fallos.
"Estamos notificando a los consorcios y evocamos las garantías previstas en el Código Civil en cuanto a la seguridad y solidez de una obra de ingeniería", añadió.
Sin embargo, un ingeniero del consorcio responsable de la instalación del techo, Marcos Vidigal, justificó que su empresa recibió el proyecto listo y no tuvo tiempo de estudiarlo previamente, ante la necesidad de finalizar la construcción del estadio antes de los Juegos Panamericanos de Río 2007.
"El proyecto estaba concluido, las piezas ya estaban fabricadas. Lo único que hicimos fue armar", aseveró Vidigal, quien recordó que las constructoras Odebrecht y OAS ingresaron en la obra después que la empresa Delta, que realizó cerca de un tercio del trabajo, abandonara el proyecto, alegando razones financieras.
Considerado como la instalación más importante de los Juegos Panamericanos de Río 2007, el "Engenhao" costó 190 millones de dólares a las arcas públicas y deberá ser utilizado en Río 2016 como escenario del torneo de atletismo tras una nueva obra para añadir 15.000 asientos a los 45.000 existentes, de acuerdo con las demandas del Comité Olímpico Internacional.
Después del Panamericano 2007, el estadio fue arrendado al club de futbol local Botafogo, y con el cierre del Maracaná para reforma de cara al Mundial de 2014, se convirtió en el principal estadio de la ciudad para los equipos locales.
Empero, fue cerrado el 26 de marzo por la Alcaldía, luego de que una investigación realizada por la empresa germana SBP advirtiera que la cubierta del estadio podría colapsar en caso de que se registraran en la región vientos con velocidad superior a 63 kilómetros por hora, algo usual en Río.
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