Unas 100 mil personas se congregaron hoy en la capital de Chile como parte de una nueva marcha por la educación gratuita y de calidad convocada por los estudiantes de secundaria y universitarios.
Cerca del mediodía, los jóvenes estudiantes, junto a profesores, padres y organizaciones sociales, se reunieron en el centro de Santiago, en la marcha que partió de la Plaza Italia, tradicional centro de concentraciones, para después avanzar por la avenida Alameda y luego doblar hacia la costanera del río Mapocho que cruza la ciudad.
Como siempre, la manifestación se realizó de manera pacífica, con la participación de jóvenes disfrazados, bandas de música callejera y muñecos mediante los cuales los inconformes criticaban a las autoridades del gobierno.
Desde 2011, los estudiantes han efectuado estas marchas para demandar una educación pública gratuita, sin lucro y de calidad en todos sus niveles; sin embargo, pese al apoyo de la ciudadanía, el gobierno del presidente Sebastián Piñera, de derecha, no ha respondido a sus exigencias.
La marcha de este jueves se efectuó en un escenario distinto, debido a que las demandas se convirtieron en tema de debate en la campaña electoral para las elecciones generales de noviembre próximo, con precandidatos de oposición que parecen plegarse, en gran parte, a los reclamos de los estudiantes.
A pesar de esto, los jóvenes parecen no estar convencidos de esas promesas electorales.
El vocero de los universitarios, Andrés Fielbaum, afirmó que los chilenos están cansados de delegar, "de pedir soluciones a los mismos de siempre".
"Buscamos (la comunidad de estudiantes) ser constructores de las soluciones", indicó.
La vocera de los secundarios, Isabel Salgado, lamentó que los precandidatos oficialistas propongan "una continuidad del actual modelo".
Salgado agregó que debido a la poca respuesta de las autoridades y el mundo político, se hace un llamado a los estudiantes movilizados para que empiece la toma de los colegios y la "radicalización del movimiento".
Al comenzar la marcha, la ministra chilena de Educación, Carolina Schmidt, lanzó declaraciones polémicas que no fueron bien recibidas por los dirigentes estudiantiles.
"No hay medida que satisfaga sus necesidades para interrumpir las movilizaciones", señaló la ministra, de manera que "no hay una medida que uno pueda hacer más que reprimir este tipo de movilizaciones".
No obstante, explicó que la represión "no se debe hacer en un país democrático como estamos", ya que todos pueden tener el derecho a manifestarse de manera pacífica.
Los dirigentes estudiantiles repudiaron públicamente las palabras de la ministra durante su discurso al final de la marcha.
Señalaron que el gobierno, al parecer, no realizará ningún tipo de reformas en los nueve meses que le quedan de gestión, y que sólo les quedará reprimir a los manifestantes.
Tras esta reacción comenzaron los primeros incidentes detrás del escenario que se montó cerca de la antigua Estación Mapocho de trenes, que en la actualidad es un centro cultural y monumento nacional.
Los grupos más radicalizados, encapuchados, comenzaron los disturbios contra la policía, que utilizó sus unidades antimotines, fuertemente equipadas con escudos y trajes especiales, así como carros que lanzaban agua con químicos irritantes y gases lacrimógenos.
Los disturbios terminaron por dispersar a los asistentes, pese a que en un primer momento las unidades de fuerzas especiales de la policía se vieron sobrepasadas.
Durante más de una hora, estos incidentes se prologaron por el centro de Santiago, hasta que la masa se fue dispersando, a pesar de que muchos se congregaron en el sector del Instituto Nacional, el más antiguo colegio secundario de Chile, y en la Casa Central de la Universidad de Chile, la de mayor tradición en el país.
La policía antimotines intentó ingresar en la Universidad con el propósito de desalojarla, pues se mantiene en toma, pero esta intervención no fue autorizada por la rectoría.
El rector Víctor Pérez llegó hasta el edificio y pidió la salida de la policía, con lo cual se respetó la decisión de los estudiantes de continuar la toma.
Los estudiantes llamaron a una nueva marcha para el próximo 26 de junio, a pocos días de las elecciones primarias, cuando se elegirán los candidatos presidenciales del oficialismo y de la oposición, en un intento de seguir presionando para el cumplimiento de sus demandas.