MEXICO, 30 nov (Xinhua) -- Los seis años de gobierno del presidente Felipe Calderón llegan a su fin este sábado, enmarcados por una larga y cruenta lucha por tratar de erradicar a las bandas de narcotraficantes.
El saldo con el que Calderón dejará el campo de batalla para ceder el poder a Enrique Peña Nieto, es según cifras oficiales de 60.000 muertos provocados de la violencia del narcotráfico.
Entre los éxitos que enumera el gobierno de Calderón, se encuentra la captura o liquidación de dos docenas de los narcotraficantes más buscados de México, mismos que tras su caída han sido reeplazados por otros y mientras algunos cárteles han sido disminuido su poder, otros han prosperado.
Y aunque la población en su mayoría apoyó la lucha lanzada por el presidente Calderón tras 11 días de tomar posesión el 1 de diciembre del 2006, los especialistas tienen sus dudas del éxito de la llamada guerra contra el narcotráfico.
"La estrategia estuvo marcada por la urgencia", dijo a Xinhua el politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), Jorge Chabat, que recordó que cuando Calderón asumió la Presidencia el 1 de diciembre de 2006, el narco tenía ya una presencia territorial que amenazaba la gobernabilidad del país de una manera muy directa y el margen de maniobra que tenía el gobierno mexicano era muy reducido.
"La política de confrontación contra el narco generó altos costos en términos de violencia que el Estado mexicano no ha podido contener", añadió el especialista en narcotráfico y seguridad nacional.
Para el escritor mexicano Juan Villoro, la guerra contra el narcotráfico de Calderón, "fue una guerra sin consenso, sin apoyo dentro del mismo partido (Acción Nacional, PAN) del presidente, fue una guerra presidencialista y unipersonal y el resultado es terrible".
Calderón llegó a la presidencia, en una apretada elección con el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, prometiendo reducir la pobreza, aumentar las oportunidades de educación y abrir el país a la libre empresa y la competencia.
Los avances en este sector, fueron modestos, frente a la guerra contra las drogas que fue en lo que centró su agenda.
Calderón no fue el primer presidente mexicano en enfrentar al narcotráfico, pero sí el que lo hizo con un despliegue de más de 50.000 soldados fuertemente armados para patrullar las calles de las principales ciudades.
El método fue cuestionado y ha sido envuelto de escándalos de corrupción y el disfuncional sistema de justicia penal, según algunos críticos.
Pese a ello Calderón sostuvo siempre que su estrategia military tenía la finalidad de hacer un "México más seguro".
A su salida, los homicidios atribuidos a la actividad del narcotráfico han caído en los primeros seis meses de este año, en la disminución más clara desde que comenzó la lucha por erradicar a los cárteles.
Las tasas de homicidios han caído en las ciudades de la frontera que fueron las más afectadas por las confrontaciones entre autoridades y el crimen organizado, casos como Tijuana y Ciudad Juárez, regresan a la relativa calma.
En sus últimos discursos a lo largo de esta semana, Calderón ha insistido en que "la historia será el juez" de su mandato.
Así el presidente electo de México, Enrique Peña Nieto del Partido Revolucionario Institucional (PRI), tomará el relevo de Calderón el sábado, con la promesa de seguir adelante con la lucha contra el narcotráfico en México.
Peña Nieto ha dejado claro que la lucha será distinta, primero con el objetivo de reducir la tasa de homicidios que desató la lucha de Calderón.
Lo que no ha quedado claro es cómo el nuevo presidente de México puede ofrecer avances en seguridad en ciudades y pueblos, donde las tropas del gobierno son a menudo el único baluarte entre el orden relativo y toma de posesión criminal total.
Peña Nieto ha propuesto públicamente la creación de una "gendarmería" nacional utilizando a los 50.000 militares actualmente desplegados en el combate al crimen organizado, pero dándoles un carácter de cuerpo civil.
"Es claro que el tema central hoy a combatir y realmente a prestar una atención mayor del Estado, para disminuir la violencia que se ha generado en México a partir de los homicidios, los secuestros, las extorsiones", dijo Peña Nieto en entrevista a Xinhua cuando todavía era candidato a la presidencia.
El reto será grande, la imagen de México al exterior fue marcada estos seis años por la sangrienta lucha contra el narcotráfico, el nuevo presidente deberá trabajar mucho para revertir la batalla.
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