Los bancos extranjeros podrían enfrentarse a mayores obstáculos para introducir capital registrado en mercado de China, según el borrador de reglamento propuesto por la Comisión Reguladora Bancaria de China.
Los bancos de propiedad extranjera o joint-ventures necesitarán al menos 1.000 millones de yuanes (163,37 millones de dólares) en capital, en comparación con los 300 millones de yuanes que necesitan actualmente.
El proyecto aumenta la cantidad de capital necesaria para los accionistas de los bancos extranjeros, que deben tener experiencia en finanzas internacionales y haber ganado la aprobación de las autoridades financieras en sus propios países.
Las partes interesadas de los bancos de propiedad extranjera deben ser instituciones financieras, mientras que sus accionistas mayoritarios deben ser bancos comerciales.
Hu Jiye, profesor de finanzas en la Universidad China de Ciencias Políticas y Derecho, ve de manera positiva las nuevas reglas más estrictas.
"China ha experimentado un creciente grado de apertura desde que se incorporó a la Organización Mundial del Comercio en 2001. Ha abierto sus puertas a todo tipo de instituciones financieras extranjeras", dijo Hu.
"Sin embargo, a medida que el país crece y se hace más fuerte, necesita mejor proyección para salvaguardar el mercado nacional".
China atrajo a las inversiones extranjeras en los bancos de propiedad estatal desde 2004 al 2008 antes de que fueran públicas, con el objetivo de poner a los bancos chinos sobre una base comercial como parte de las reformas financieras de la nación.
El capital extranjero ayudó a las firmas financieras respaldadas por el Estado a que se orientasen más hacia el mercado internacional, pero muchos inversionistas internacionales han vendido sus participaciones con enormes ganancias en los últimos años.
Bank of America, Goldman Sachs, UBS AG y el Royal Bank of Scotland han obtenido 24.000 millones gracias la venta de participaciones en tres importantes bancos chinos.
Las ganancias han llevado a algunos observadores a advertir que los activos estatales se han vendido a precios muy bajos, haciendo un llamamiento a limitar la nueva inversión extranjera en esta industria.