La necesidad de llevar a cabo en Chile una reforma sobre la regionalizaciónydescentralización del país quedó demostrada en el debate televisivo que realizaron hoy ocho de los candidatos a la presidencia, con vistas a las elecciones del próximo 17 de noviembre.
Los participantes fueron Franco Parisi (independiente), Marcel Claude (Partido Humanista), Ricardo Israel (Partido Regionalista), Marco Enríquez-Ominami (Partido Progresista), Roxana Miranda (Partido Igualdad), Evelyn Matthei (Alianza por Chile), Alfredo Sfeir (Partido Ecologista) y Tomás Jocelyn-Holt (Independiente).
No estuvo presente, porque tenía otros compromisos de campaña, la ex presidenta socialista Michelle Bachelet, quien se perfila como ganadora de esos comicios.
Basta mencionar algunas frases para aquilatar la importancia de dicha reforma. Por ejemplo, Parisi dijo que "no existe la igualdad de trato con las regiones" desde el gobierno central, que radica en Santiago, y "no es normal que los intendentes (jefes de gobiernos regionales) sean designados por el presidente y no elegidos en la región". Israel fue más allá, al proclamar que, si llega a la Presidencia, "crearía parlamentos regionales y provinciales, e instauraría plebiscitos regionales para consultar directamente a la población sobre temas básicos de su interés".
Agregó que "el principal problema de las regiones es la salud, que es donde más se nota la desigualdad. Un resfrío en Aysén (que mantiene bajas temperaturas) puede ser causa de muerte, mientras, en el Barrio Alto de Santiago, una neumonía es sólo un mal recuerdo del invierno".
Matthei, candidata de la derecha, sostuvo que "el mayor problema de las regiones es la inequidad. Para un niño que nace en un pueblo pequeño es muy difícil llegar a una buena universidad".
Los otros candidatos también manifestaron similares opiniones, lo cual refleja la falta de prioridad que ha tenido la descentralización para los gobiernos chilenos a través de muchas décadas, aunque se reconoce que en el últimos 30 años se han dado pasos en la búsqueda de solución a ese complejo problema.
Desde hace cinco años se instauró el 31 de marzo con el "Día de Las Regiones", donde siempre se recuerda la brecha que el resto del territorio nacional tiene en relación a Santiago, la capital del país, y se reitera la necesidad de potenciar la idea de la descentralización político-administrativa de Chile.
Cada aniversario se repite el consuetudinario reclamo para que se otorgue a las regiones la posibilidad de autogestionar sus propios recursos y proyectos y que eligan a sus propias autoridades.
Este 2013 marcará un hito porque en las elecciones presidenciales también se elegirán por el voto popular a los nuevos Consejeros Regionales (CORES), cuyo consejo tiene a su cargo la decisión y el control del presupuesto asignado a cada región, lo cual es un paso histórico en el esquema político chileno.
El centralismo chileno tiene sus orígenes en los primeros años de la independencia, proceso que comenzó en 1810, cuando se promovió la regionalización con un sentido desarrollista o instrumental, y no en un sentido políticode fortalecimiento de la democracia desde los niveles locales, según los historiadores.
Chile ha sido escenario en los últimos cuatro años de movimientos sociales que han planteado demandas políticas, económicas y sociales, sobre todo por el alto costo de la vida, la falta de oportunidades y el bajo nivel de los servicios sociales, como salud y educación, en varias regiones.
Esas manifestaciones, que se han observado en Calama, Valdivia, Chiloé, Osorno, Aysén, Magallanes y Arica, han surgido de la población, expresando reivindicaciones por mayor autonomía y descentralización, y de descontento por la distribución de los recursos y la forma centralista de tomar decisiones políticas que afectan a las regiones.
Calama es emblemática porque sus organizaciones sociales y la ciudadanía exigen que las grandes mineras, que obtienen miles de millones de dólares por la explotación del cobre, dejen un 5 por ciento de sus ingresos para construir escuelas, hospitales y otros centros de servicios sociales.
El regreso a la democracia en 1990 conllevó reformas al diseño institucional descentralizado, fundamentalmente, a las leyes de municipalidades y de gobiernos regionales, tendientes a mejorar la prestación de servicios públicos y fortalecer la democracia.
Sin embargo, en la práctica, las propuestas emanadas del centro político de Santiago no se han concretado fundamentalmente por la escasa vinculación de los actores regionales en la construcción de proyectos políticos en los territorios.
Una solicitud que se reiteró en el debate de los candidatos presidenciales es que los intendentes o jefes administrativos de las regiones deben ser elegidos entre sus ciudadanos y no designados por el gobierno central, y que el presupuesto de cada territorio esté separado del erario nacional.
La problemática de la descentralización y la regionalización es un fenómeno que se repite en otros países de América Latina y el Caribe.
Este año, cuando faltan unos 50 días para las elecciones presidenciales, y están en su apogeo las campañas políticas, el regionalismo ha resurgido para reiterar los compromisos aún incumplidos por los políticos con las zonas apartadas del país a través de tantos años, cuya concreción contribuiría al desarrollo de Chile.