La falta de eficiencia y una grave burocracia son los principales obstáculos que enfrenta Brasil para un mayor crecimiento económico y para mejorar y desarrollar sus infraestructuras, señaló hoy la Confederación Nacional de Transporte (CNT).
En un evento con la prensa extranjera, el presidente de la patronal del transporte de Brasil, Clésio Andrade, criticó la actual situación del país, cuya mala infraestructura causa graves problemas a las empresas del sector.
Estimó que se necesitaría invertir unos 800.000 millones de reales (cerca de 348.000 millones de dólares) para modernizar la infraestructura nacional.
Andrade explicó que de los 1.691.000 kilómetros de carreteras que tiene Brasil, apenas 202.000 son asfaltados y que sólo unos 5.000 kilómetros tienen dos canales de ida y otros dos de vuelta, algo que representa el 25 por ciento de los costes logísticos en el transporte y que afectan a la competitividad del país y hace que los productos sean más caros para la población.
"Desde hace años se ha perdido la visión general de los sistemas de transporte", dijo el presidente de la CNT, para quien la "falta de eficacia" de la administración así como una "burocracia exagerada" hace que los proyectos de infraestructura se eternicen antes de ser terminados.
Otro ejemplo citado por el presidente de la Confederación Nacional de Transporte fue el de los aeropuertos, poniendo como ejemplo los de Río de Janeiro y Belo Horizonte, que el Gobierno aceptó ceder recientemente a la gestión privada, aunque debio a la burocracia para la concesión, las obras necesarias empezarán con meses de atraso.
Debido a ello, es "casi imposible" que las obras en los dos aeropuertos lleguen a tiempo para el Mundial de fútbol del año que viene, tal y como se espera.
Para mejorar la actual situación, la CNT considera que el Gobierno brasileño debe eliminar la burocracia y las trabas al desarrollo de infraestructuras, además de descentralizar las concesiones y otorgarle más poder de decisión a los estados, de modo de agilizar los procesos, y acabar con los prejuicios ideológicos que hay respecto a la iniciativa privada.
Andrade dijo que la actual presidenta, Dilma Rousseff, ha permitido una mayor participación de las empresas privadas de lo que era habitual, porque "ha entendido" que el Gobierno brasileño no tiene todo el dinero necesario para reformar y modernizar las infraestructuras del país.
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