El bloque de los diecisiete países más débiles del planeta, conocido como G7+, concluyó hoy en Haití una cumbre de dos días con el compromiso de hacer valer la soberanía de sus integrantes con respecto a los intereses de las naciones más poderosas.
Los delegados, reunidos en un centro de convenciones de Puerto Príncipe, aprobaron la "Declaración de Haití", un documento en el que establecen que la ayuda "no debe ser condicional" y que los "países desarrollados deben respetar la soberanía de los países en vías de desarrollo".
"Estamos firmemente comprometidos a continuar nuestros esfuerzos con una sola voz en los estados para construir una fuerte y satisfacer las necesidades de nuestros ciudadanos", señala la declaración.
El primer ministro haitiano Laurent Lamothe ya había manifestado el martes la obligación asumida por Haití para llevar a cabo las reformas necesarias y garantizar la aplicación de las políticas impulsadas por el G7+.
"Las naciones donantes deberían organizar su intervención en los países débiles según los proyectos y las solicitudes de sus pueblos, evitando la creación de sistemas paralelos", dijo Lamothe.
El bloque está integrado por Haití, Afganistán, Burundi, Chad, República Centroafricana, Costa de Marfil, Guinea-Bissau, República Democrática del Congo, Guinea, Islas Salomón, Papúa Nueva Guinea, Somalia, Sierra Leona, Liberia, Sudán, Togo y Timor Oriental.
Entre los líderes más importantes que llegaron a Puerto Príncipe se encontró el primer ministro de Timor Oriental, Xanana Gusmao, quien se reunió con el presidente haitiano Michel Martelly y expresó su solidaridad con su país.
Gusmao dijo que muchos países del Sur deben enfrentar los mismos obstáculos para alcanzar el desarrollo, por lo que deben estrechar sus lazos ya que "la ayuda internacional tradicional nunca va a conducir al desarrollo" de países como Haití.
El primer ministro de Timor Oriental también ofreció un millón de dólares para ayudar a la nación más pobre del continente.
El G7+ se reúne por segunda ocasión. El primer encuentro se produjo en octubre del año pasado en Sudán.