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Terremoto pone fin a los 60 años de felicidad de un matrimonio

Actualizado a las 23/04/2013 - 16:47
Ve tú primero, ahora te sigo". Fueron las últimas palabras que Chen Derong le dijo a su esposa, Li Qiqiong.
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Ve tú primero, ahora te sigo". Fueron las últimas palabras que Chen Derong le dijo a su esposa, Li Qiqiong.

La pareja, ambos de ochenta años, llevaba casada más de seis décadas.

"Mi abuela miraba fijamente a mi abuelo, pero no podía decir ni una palabra," explicó la nieta de la pareja, Chen Jianfang, a Xinhua en una entrevista en su pueblo de Wang Jiacun, del poblado de Longmen del distrito de Lushan, el epicentro de un terremoto de 7,0 grados que azotó la provincia suroccidental china de Sichuan el pasado sábado por la mañana.

Hasta las 16:00 horas del domingo, el terremoto se cobró la vida de 186 personas y dejó más de 10.000 heridos y 21 desaparecidos.

La pareja ya estaba despierta cuando el terremoto sacudió el pueblo a las 08:02 horas. "Siempre se levantaban a las 8:30, pero creo que se levantaron antes porque estaban muy contentos de que mis padres hubieran ido a pasar el fin de semana", dijo Chen Jianfang.

Hacía al menos cinco semanas que no veían a su hijo menor, Chen Suming, y a su esposa, Luo Zifen, porque ambos trabajan en una compañía de muebles en Chengdu, la capital provincial, y no pueden volver a casa cada semana.

Cuando se produjo el terremoto, Luo estaba haciendo el desayuno y su esposo, Chen Derong,había salido con su hijo para charlar con un vecino.

Al sentir el temblor, el anciano entró de inmediato en la casa para ayudar a su mujer a salir, ya que ésta sufría desde hacía 30 años de reumatismo y no podía caminar fácilmente.

"Pero entonces, un muro se vino abajo, hiriéndole en el pie izquierdo. Chen cayó con un grito de dolor, sin dejar de llamarnos para que entráramos en la casa a salvar a mi suegra", dijo Luo.

Chen Suming y su hermano mayor, que vive en el mismo barrio, sacaron a su padre al patio antes de correr al salón de la casa y encontrarse con que un muro se había derrumbado encima del sofá donde su madre estaba sentada.

"El tejado se le había venido encima, y era imposible verla", dijo Chen Suming.

Cuando por fin lograron dar con su madre, la sacaron con cuidado al patio y la tendieron junto a su padre.

Chen Derong rompió a llorar a verla.

A pesar de que no presentaba heridas evidentes a excepción de un poco de sangre en la boca, Li dijo que le dolía todo.

"Mi padre insistió en que podía esperar y que teníamos que llevar a mi madre al hospital primero", dijo Chen Shulin, el hijo mayor de la pareja. " Nosotros también pensamos que la condición de mi madre era más grave."

Los hermanos dispusaron a su madre en una carretilla y esperaron casi una hora en el camino del pueblo, hasta que el dueño de coche privado les llevó al hospital de distrito, que está a 8kilómetros del pueblo.

A continuación, la familia dispuso otra carretilla para llevar a su padre al mismo hospital.

La sala de consulta urgente estaba a rebosar con los heridos del pueblo.

Luo trajo los edredones de casa y los puso en el suelo fuera del hospital como una cama de hospital privisional para el matrimonio.

Los médicos les administraron inmediatamente inyecciones intravenosas. "Pero la situación de mi abuela empeoró" dijo Chen Jianfen, "Yo la llamaba por su nombre, pero no me respondía. Sus labios estaban firmemente cerrados".

El hospital estaba desbordado y no había médicos suficientes para realizar un examen en profundidad.

"Uno de los doctores nos dijo que teníamos que llevarla a un hospital más grande, en la ciudad de Ya'an," dijo Chen Jianfen.

También les dijeron lo mismo respecto a Chen Derong, que se había roto el tobillo. El hospital del pueblo no disponía de anestesia y los médicos temían que la herida se le infectara si no se le atendía a tiempo.

"Ve tú primero, ahora te sigo", le dijo a su esposa.

Sin embargo, los auxiliares médicos decidieron llevarle a él primero en la ambulancia, sabiendo que su mujer tenía muy pocas posibilidades de sobrevivir.

Li murió poco después de que se llevaran a su marido.

Ambos nacieron en 1933 y se habían casado a los 17 años. En todo el tiempo que estuvieron casados, sólo estuvieron separados cuatro años, cuando Chen se unió al ejército en 1951.

Hasta que el terremoto les separó para siempre.

Si éste no hubiera ocurrido, la pareja hubiera desayunado junta sus habituales tallarines caseros, una dieta vegetariana, sin picante para la esposa.

Si el terremoto no hubiera ocurrido, se hubieran sentado en el salón juntos para oír sus programas de radio favoritos, ya que ambos tenían mal la vista.

En los días soleados, se hubieran sentado al sol en el patio, disfrutando del silencio.

Chen Derong se enteró de que su mujer había muerto dos horas después de su fallecimiento.

Les dijo a sus hijos que organizaran un "funeral decente" por su madre y que la enterraran en una colina cerca de su casa.

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