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Gracias al fútbol, las humildes niñas de las montañas chinas logran una nueva vida

Actualizado a las 12/07/2018 - 15:16
Palabras clave:fútbol,niñas,montañas,nueva vida

Qiongzhong, Hainan, 12/07/2018 (El Pueblo en Línea) - Gao Yuying podría haber sido agricultora como sus padres, o -como la mayoría de sus compañeras- matrimoniarse y convertirse en una ama de casa, pero el fútbol le cambió la vida.

Gao, de 24 años, oriunda de Qiongzhong, un municipio empobrecido de la provincia de Hainan, fue seleccionada en el 2006 para jugar en el primer equipo de fútbol femenino de Qiongzhong, lo que más tarde significó poder ingresar a la universidad.

Su equipo recibió fama nacional cuando, tres veces seguidas, ganó la Copa Gothia, el mayor torneo de fútbol juvenil del mundo. Después de graduarse de la Universidad normal de Hainan, Gao rechazó un empleo bien remunerado y se convirtió en la entrenadora del equipo de fútbol femenino de Qiongzhong.

Este domindo, en la próxima final de la Copa Mundial Rusia 2018, una de las jugadores del equipo de Gao, la estudiante Wu You, de 10 años, será la niña del balón. Al jugar al fútbol, las niñas de familias de bajos ingresos como Gao y Wu pueden acceder salir al exterior y tener mejores oportunidades en la vida.

Jugadoras provenientes de familias de bajos ingresos

El equipo femenino del fútbol fue formado en 2006 bajo ayuda financiera del gobierno municipal. A las jugadoras se les ofreció la escuela gratis y otras facilidades.

A cada jugadora se le concedió cinco renminbi (75 centavos estadounidenses) como subsidio diario de comida, un séptimo de lo que se le otorga a un atleta de nivel provincial. Para alimentarse, después del entrenamiento el equipo plantaba sus propios vegetales.

Gao fue de las primera hornada de 24 jugadoras. Ella jamás había visto un partido de fútbol real hasta que se unió al equipo. Tenía12 años.

"Tenemos una regla no escrita: el que haga el mejor entrenamiento, disfrutaría de un huevo para el desayuno de la mañana siguiente", afirma Gao.

Qiongzhong es un municipio montañoso de Hainan, donde los estudiantes tienen que escalar sobre picos escarpados y caminar durante horas para llegar a la escuela.

"Los años de subir y bajar montañas les dieron una preparación para ser atletas superiores", indica Xiao Shan, de 52 años, jefe de entrenadores.

El equipo se levanta a las 5:30 de la mañana, corre 4.000 metros y después comienzan a practicar las habilidades futbolísticas. Algunos jugadoras sufrieron lesiones por el entrenamiento intensivo de cinco horas diarias.

En 2008, Xiao condujo el equipo hasta la provincia de Guangdong para asistir al entrenamiento de invierno como parte de la preparación para el torneo escolar de alto nivel. El equipo perdió los dos primeros partidos, 8-0 y 9-0.

"Vimos el desprecio en los ojos de nuestros rivales, nos humillaron demasiado para poder terminar la cena", confiesa Gao. "El fracaso nos hizo practicar aún más duro. No hubiéramos ganado nada si hubiéramos seguido perdiendo."

Como era el único equipo femenino de fútbol en Qiongzhong, tuvieron que recurrir al equipo masculino para practicar y celebrar partidos.

Objetivos garantizados

Los años de duro entrenamiento finalmente valieron la pena.

El equipo ganó varios partidos a nivel nacional, antes de ganar la Copa Gothia en el 2015, 2016 y 2017. Los entrenadores profesionales se ofrecieron para ayudarles y los patrocinadores aparecieron para financiar sus viajes.

La ex compañera de equipo de Gao, Chen Qiaocui, recuerda cuando se subieron por primera vez a un tren de alta velocidad.

"El entrenador Xiao nos dijo que el tren corría “rápido como un cohete”. Así que cuando el tren salió, gritamos un poco y nos agarramos firmemente a los pasamanos antes de que darnos cuenta que nos estaba engañando" afirma Chen, quien ahora es miembro del equipo de entrenadores.

En el 2011, seis jugadores, incluyendo Gao y Chen, fueron seleccionados como atletas de alto rendimiento a nivel nacional. Fueron matriculadas en una universidad local, asombrando a sus padres. Pocas niñas del municipio habían logrado ingresar a la educación superior, y ni hablar de entrar a la universidad.

"Un padre incluso me llamó para preguntarme si la carta de admisión de la universidad era auténtica", recuerda Xiao y se sonríe.

Durante los últimos 12 años, el equipo produjo 57 atletas de nivel nacional y 24 atletas entraron a la universidad.

Xiao espera que más niñas de esa condición podrán dejar las montañas y entrar en el equipo nacional de fútbol femenino o en la universidad.

"Aunque no todas seguirán jugando al fútbol, la experiencia de luchar por sus sueños y compartir con sus compañeras de equipo será memorable", concluye.

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