A pesar de que el cometa Shoemaker-Levy 9 (SL9) impactó contra la superficie de Júpiter hace casi 20 años, el planeta todavía conserva en su atmósfera agua que transportaba el cometa, explicaron especialistas del Laboratorio de Astrofísica de Burdeos, en Francia, según un artículo publicado en Astronomy & Astrophysics.
El cometa SL9 fue avistado por primera vez en marzo de 1993 y chocó contra Júpiter cuatro meses después, dejando cicatrices visibles durante semanas.
Según los astrónomos, los efectos químicos en la atmósfera han durado más tiempo y el 95% de la presencia de agua en la estratósfera de Júpiter se puede explicar por el impacto del meteoro hace casi 20 años.
El choque del SL9 fue la primera observación directa de la colisión extraterrestre de un meteoro con un planeta en el Sistema Solar.