BEIJING, 21 jul (Xinhua) -- China ha venido impulsando desde hace ocho años audazmente la reforma del mecanismo de formación del tipo de cambio del RMB (Renminbi o yuan), moneda nacional, en conformidad con su desarrollo económico, mientras ha hecho tales esfuerzos con prudencia para evitar el impacto negativo sobre la economía del país.
Sin embargo, algunos políticos de Occidente siempre han mantenido cerrados los ojos ante la complejidad económica del tema y culpado de manera precipitada a la política china de la divisa por el déficit comercial de sus países, diciendo que Beijing mantiene deliberadamente el yuan débil para aumentar sus exportaciones.
Han decidido ignorar el hecho de que el yuan chino se ha revaluado un 33 por ciento frente al dólar estadounidense desde que China empezara hace ocho años la reforma del tipo de cambio.
La reforma de la tasa de cambio del RMB ha sido audaz, pues decenas de miles de fabricantes de nivel inferior que operan con bajo nivel de ganancias han tenido que asumir pérdidas significativas debido a un yuan fuerte. Esos exportadores, que han hecho grandes contribuciones al crecimiento del PIB y el empleo de China, necesitan tiempo para ajustarse.
El banco central del país tiene que reformar el sistema financiero gradualmente, mientras mantiene la economía en buena forma. Los diseñadores de políticas tienen mucho trabajo sopesando los pasos específicos destinados a liberar las tasas de interés y de cambio mientras abren la cuenta de capital.
Mientras tanto, la devastadora crisis financiera internacional y la prolongada crisis de la deuda de Europa constituyen grandes desafíos para las reformas financieras chinas. El mundo, inundado de dinero fácil de Estados Unidos y Japón, busca un mayor lucro en economías emergentes como China. La entrada y salida de China de dinero caliente podría paralizar los instrumentos de la política macroeconómica del país.
Lograr una mayor flexibilidad del yuan chino no es fácil. El gobierno chino corre altos riegos al impulsar el crecimiento de la segunda mayor economía global y mantener activado el motor económico mundial a pesar de los múltiples riesgos externos.
Además, una exitosa reforma del tipo de cambio trae consigo amplios beneficios. Un tipo de cambio más orientado al mercado reducirá las fricciones comerciales, estimulará las importaciones, controlará la inflación y los flujos de dinero especulativo.
A largo plazo, la reforma ayudará a optimizar la asignación de los recursos de China y alentará el cambio vital del país del crecimiento económico impulsado por las exportaciones al protagonizado por el consumo doméstico.
En los últimos ocho años, China ha adoptado una serie de medidas firmes y rápidas para reformar su régimen del tipo de cambio. Su enfoque meticuloso ha funcionado de manera efectiva satisfaciendo las necesidades del desarrollo chino y evitando un severo "shock" en la economía.
Muchos economistas están de acuerdo en que el tipo de cambio del yuan chino es ahora mucho más cercano a uno equilibrado. Esto es un positivo testimonio del significativo avance de China hacia un yuan libre.
Por otro lado, la revaluación del yuan ha reducido el desequilibrio comercial y de pagos de China, por lo que el superávit de la cuenta corriente ha disminuido del 8 por ciento a cerca del 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), y el crecimiento de las reservas de divisa registrado en 2012 fue el más bajo en nueve años.
La reforma financiera de China no puede terminar de un día para otro, ni tampoco retroceder. El banco central ha eliminado este sábado controles sobre las tasas prestatarias bancarias, un hito en las reformas financieras. Se prevé el anuncio de más medidas de reforma en los próximos meses.
La reforma económica de China es un proyecto colosal e integral. Ninguna política de reforma en el sector financiero puede salir exitosa sin cambios vigorosos en otros sectores como el del terreno, el monopolio estatal y las políticas fiscales. Una próspera economía real servirá de fuerte apoyo a unas reformas financieras más profundas.
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