Tras la investigación de China sobre la farmacéutica británica GlaxoSmithKline (GSK), se ha informado de que empleados de otras farmacéuticas multinacionales, como AstraZeneca y UCB, han sido cuestionados por las autoridades chinas.
La investigación sobre las negligencias de las farmacéuticas multinacionales pone de manifiesto la determinación firme de Beijing de combatir la corrupción y las irregularidades en la industria farmacéutica y en los hospitales del país asiático.
Es verdad que las irregularidades se han extendido en la industria farmacéutica y los hospitales de China durante años, pero ahora China ha tomado la decisión de reformar su sistema de sanidad y extirpar las malas prácticas, incluidas la aceptación de sobornos y la fijación de precios.
Agencias gubernamentales como el Ministerio de Seguridad Pública, la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, la Administración Estatal para la Industria y el Comercio y el Ministerio de Sanidad han estado adoptando medidas en esta dirección.
Según los reportajes de la prensa, se ha descubierto que más de 1.000 médicos, enfermeras y administradores de 73 hospitales en la ciudad de Zhangzhou, provincia suroriental de Fujian, han recibido sobornos y comisiones.
El Ministerio de Sanidad ha indicado que 39 empleados de un hospital de la provincia meridional de Guangdong serán castigados por haber recibido sobornos por un valor total de 2,82 millones de yuanes (unos 460.000 dólares estadouindenses).
No cabe duda de que el caos en el comercio de medicinas no debería, bajo ningún concepto, convertirse en una excusa para que las multinacionales recurran al soborno, la fijación de precios y otras negligencias.
Las multinacionales tienen sucursales por todo el mundo, y son plenamente conscientes de sus responsabilidades sociales. Desgraciadamente, algunas de ellas han estado aprovechando vacíos legales en los países en vías de desarrollo, incluida China.
Según los reportajes de la prensa, un cierto tipo de medicina de GSK, que solo cuesta alrededor de 30 RMB (unos cinco dólares estadounidenses), se vende a los pacientes por un precio diez veces más caro en China. Parte de estos enormes beneficios se han usado para sobornar a médicos y a administradores de hospitales.
Los reportajes de la prensa han indicado que GSK ha sido acusada de canalizar hasta un máximo de 3.000 millones de yuanes (alrededor de 489 millones de dólares estadounidenses) hacia agencias de viaje para facilitar sobornos a médicos y hospitales. No es de extrañar que incluso la propia empresa haya calificado estas acusaciones de "vergonzosas".
Hoy en día, la corrupción y la negligencia en el sector farmacéutico se han convertido en dos de las mayores quejas de los ciudadanos chinos.
Como resultado, el gobierno está adoptando una serie de medidas para abordar esta espinosa cuestión. No sería extraño que más empresas farmacéuticas y hospitales, tanto domésticos como internacionales, sean investigados en un futuro próximo.
En resumen, las grandes empresas internacionales deberían asumir su responsabilidad y acabar de una vez por todas con las negligencias, dando un buen ejemplo y sirviendo como advertencia para las empresas farmacéuticas domésticas.