MANILA, 29 abr (Xinhua) -- La visita de Estado de dos días del presidente estadounidense, Barack Obama, a Manila que comenzó la víspera fue saludada con exuberancia por el gobierno del presidente Benigno Aquino III, así como por manifestantes coléricos de grupos milicianos.
Horas antes de la llegada de Obama, el secretario de Defensa de Filipinas, Voltaire Gazmin y el embajador de Estados Unidos en Manila, Philip Goldberg, suscribieron un Acuerdo de Cooperación para el Mejoramiento de la Defensa (EDCA por sus siglas en inglés), que permitirá el uso de bases militares filipinas por las fuerzas estadounidenses.
En una rueda de prensa conjunta poco después del encuentro bilateral en Malacanang, la sede del gobierno filipino, Obama dijo que el objetivo de Estados Unidos al firmar el EDCA no radica en reclamar viejas bases o construir nuevas. "El objetivo (de EDCA) es de amplio alcance. La meta es construir la capacidad de Filipinas (no simplemente atender) ante temas de seguridad marítima, sino también mejorar las capacidad para desastres", expuso Obama.
La Constitución de Filipinas prohíbe bases militares estadounidenses permanentes en el país. Con base en el acuerdo suscrito, un comandante filipino de base tendrá acceso a entrar en todas áreas compartidas con fuerzas estadounidenses, según un papel gubernamental.
El Senado filipino votó en 1991 por el cierre de las bases estadounidenses más grandes en Subic y Clark, al noroeste de Manila. Sin embargo, en 1999, éste ratificó el Acuerdo de Fuerzas Visitantes (VFA), que permite visitas temporales de fuerzas estadounidenses, lo que allanó el camino a cientos de efectivos estadounidenses para realizar ejercicios de combate contra el terrorismo con sus similares de Filipinas que enfrenta a rebeldes en el sur del país.
Pero activistas reclamaron que el EDCA suprime los avances democráticos logrados cuando las enormes bases estadounidenses fueron cerradas en 1991, poniendo fin a casi un siglo de presencia militar de Estados Unidos en Filipinas.
El lunes, mientras Obama estaba en Malacanang, miles de manifestantes marcharon hasta el histórico Puente Mendiola que lleva a la sede presidencial y escenario de violentas manifestaciones contra el gobierno en el pasado. Los manifestantes corearon slogans antiestadounidenses y prendieron fuego a efigies de Obama y Aquino.
En otras importantes ciudades del país, coléricos manifestantes también quemaron banderas de Estados Unidos.
Grupos milicianos sostuvieron que el EDCA viola la soberanía filipina y la Constitución al permitir "bases estadounidenses de facto".
"No importa cuánto Estados Unidos lo niegue, efectivos de Estados Unidos han estado estacionados en Filipinas desde 2002 con base en el VFA", dijo el secretario general de la Nueva Alianza Nacionalista o Bagong Alyansang Makabayan, Renato Reyes Jr., en un comunicado.
La senadora Miriam Defensor Santiago dijo que el acuerdo fue "una sorpresa injusta" para el Senado porque necesita coincidir sobre tratados y acuerdos antes de que cobren vigencia.
Santiago dijo que no tenía argumentos para sostener si el acuerdo es positivo para el país debido a que el Senado no había tenido la cortesía de recibir una copia del documento.
"Sería un caso de interpretar la Constitución para acomodar el programa militar de un estado extranjero. Eso eventualmente reta todos los principios de la supremacía constitucional", sostuvo Santiago.
El representente de Bayan Muna (Primero el país), Neri Colmenares, ha criticado al gobierno de Aquino por "la loca premura" para finalizar el EDCA a tiempo de la visita de Obama, diciendo que el pacto es "peor que un tratado sobre bases rechazado por el Senado filipino en septiembre de 1991".
"Dicho con simpleza, es como el regalo de bienvenida de un perro a su amo. Están tratando de mover cielo y tierra para que Obama estuviera allí para la firma del EDCA", dijo Colmenares en un comunicado.
De acuerdo con Colmenares, el acuerdo prácticamente regresará las bases militares de Estados Unidos a Filipinas, pero esta vez "sin un tratado, sin un ingreso y sin límites para que los estadounidenses usen todas las instalaciones militares filipinas".
Añadió que su partido increpará el acuerdo ante la Corte Suprema por violaciones a la Constitución del país.
Durante la rueda de prensa, Obama destacó que el objetivo de Estados Unidos no es contener o contrarrestar a China.
Dijo que Estados Unidos ha sido consistente con su mensaje de que las controversias marítimas deben ser resueltas en forma pacífica. "El objetivo es garantizar que cualquiera opere de una manera pacífica y responsable", dijo.
Obama tampoco emitió un compromiso en firme de que Estados Unidos defendería a Filipinas en caso de un ataque extranjero.
Aún en un tono conciliador, Obama destacó que la relación de Estados Unidos con China es crítica en lo que toca al comercio.
"Pienso que es bueno para la región y el mundo si China está exitosamente desarrollando y sacando a su pueblo de la pobreza", dijo Obama.
Añadió que es inevitable que China se perfile como un poder dominante en esta región sólo por su tamaño. "Nadie niega eso. El punto es si otras regiones prosperarán en sus propios términos, atendiendo las necesidades de su gente".
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