La cumbre del G8 llegó a su fin el martes en Irlanda del Norte en medio de consensos, compromisos y diferencias sobre una serie de asuntos, especialmente sobre la crisis siria.
En cualquier caso, todos los miembros del G8 expresaron su esperanza de que la cuestión siria pueda ser resuelta, y el anfitrión de la cumbre, el primer ministro británico, David Cameron, instó a todas las partes a implementar su consenso para ayudar a Siria a poner fin a su conflicto doméstico.
COMPROMISO SOBRE SIRIA
Tras una cumbre de dos días de duración en Lough Erne, Irlanda del Norte, Cameron anunció que los líderes del G8 han acordado promover las conversaciones de paz sobre el conflicto en Siria y presionar a las partes involucradas en el conflicto a sentarse a la mesa de negociación lo antes posible.
Por otro lado, el grupo ha decidido añadir 1.500 millones de dólares estadounidenses a la ayuda humanitaria para el país inmerso en la guerra.
Los miembros del G8 condenaron el uso de armas químicas en Siria por cualquiera de las partes y se comprometieron a ayudar a Siria a deshacerse de terroristas y extremistas a través de la cooperación.
Los líderes apoyan una nueva conferencia internacional de paz sobre Siria y el establecimiento de un gobierno de transición en Siria para gobernar el país, tal y como se acordó el año pasado en Ginebra, Suiza.
No obstante, esta última postura o consenso del G8 no mencionó el destino del gobierno de Bashar al-Assad ni la oferta de armas a las fuerzas de la oposición. También condenó de manera neutral a cualquier parte que utilice armas químicas. Esto demuestra que Estados Unidos y sus seis aliados del G8 no consiguieron alcanzar un consenso amplio sobre la cuestión de Siria con Rusia.
Evitar cualquier decisión sobre estas cuestiones fue considerado como un resultado ante la presión ejercida por Rusia.
El consenso del G8 subraya su objetivo común de poner fin a la violencia en Siria, el acuerdo de traer a las partes enfrentadas a las negociaciones de paz mediante una "presión diplomática máxima" y el reconocimiento de la existencia de fuerzas terroristas y extremistas en Siria.
Esto demuestra que el G8 ha reconocido la importancia de una solución política y diplomática a la actual crisis siria y que la alineación occidental respecto a Siria está cambiando.
En vista del compromiso de Estados Unidos y los países europeos, Rusia tiene que anunciar su postura sobre el traspaso de poder en Siria. Este consenso del G8 ha reafirmado que el próximo paso es establecer un cuerpo de gobierno de transición que lleve a cabo el cambio de poder en Siria, de modo que se evite que las instituciones principales del país se vean afectadas por un "vacío de poder". Esto quiere decir que un número importante de funcionarios mantendrán sus puestos.
¿RUSIA CONTRA SIETE?
El G8 agrupa a Estados Unidos, Rusia, Francia, Japón, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Alemania. Antes de que el G8 anunciara su consenso, algunos líderes occidentales y medios de comunicación criticaron y presionaron a Rusia.
Antes de la cumbre en Lough Erne, el primer ministro canadiense, Stephen Harper, dijo que el G8 es en realidad un grupo de 7+1, ya que Rusia es el único país que apoya al gobierno de Assad, y añadió que no esperaba que la cumbre lograra alcanzar un consenso sobre la cuestión siria.
La mayor parte de medios de comunicación británicos predijeron que Estados Unidos, Canadá y los países europeos concentrarían sus ataques en Rusia.
El periódico británico The Times publicó el martes un artículo en su portada titulado "Cameron dirige a Occidente en su emboscada a Rusia sobre Siria", según el cual se trataría de "avergonzar" a Rusia sobre el prolongado conflicto doméstico en Siria y se presionaría a Rusia a aceptar una "Siria post-Assad".
La semana pasada, la Casa Blanca anunció que poseía "pruebas firmes" del uso de las tropas de Assad del tóxico gas sarín contra las fuerzas rebeldes, matando a cientos de personas. El gobierno estadounidense dijo que ofrecería ayuda militar directa a la oposición siria por primera vez.
No obstante, la afirmación del "dilema solitario" de Putin no funcionó. Durante la cumbre, países como Estados Unidos o Gran Bretaña no demostraron la "postura firme" que algunos habían esperado.
En la tarde del lunes, se discutió la cuestión de Siria en una reunión entre el presidente ruso, Vladimir Putin, y su homólogo estadounidense, Barack Obama, así como en una cena de trabajo más tarde. Putin y Obama reconocieron que tienen puntos de vista muy distintos sobre Siria, pero acordaron promover la celebración de una cumbre en Ginebra, Suiza, sobre la cuestión.
"Nuestras posturas no son del todo iguales, pero nos une la intención común de poner fin a la violencia, de detener el aumento de las víctimas en Siria y de resolver los problemas por medios pacíficos, incluidas las negociaciones de Ginebra", dijo Putin en una rueda de prensa conjunta con Obama.
"Hemos acordado promover las negociaciones del proceso de paz y animar a ambas partes a que se sienten a la mesa de negociación, para lo que organizaremos las conversaciones en Ginebra", dijo el presidente ruso.
Estados Unidos anunció que comenzará a suministrar armas a las fuerzas de la oposición siria porque posee pruebas del uso de armas químicas contra los rebeldes. Rusia, no obstante, ha desestimado las acusaciones bajo el argumento de que las pruebas no son concluyentes.
Tras la cumbre, Putin dijo que Rusia no estaba "sola" en el tema de Siria, y añadió que muchos otros miembros del G8 también creían que Estados Unidos carece de pruebas firmes sobre el uso de armas químicas por parte del gobierno sirio y están preocupados por la oferta de armas a la oposición siria.
El primer ministro británico, David Cameron, describió las discusiones de la tarde del lunes como "alentadoras".
En una rueda de prensa celebrada en la tarde del martes, Harper también cambió su posición anterior, y describió el gesto de Rusia como "un paso muy importante". También indicó que todos los miembros del G8 habían alcanzado un consenso.