El Congreso de Brasil condecoró hoy a los ex presidentes José Sarney (1985-1990), Fernando Collor de Melo (1990-1992), Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) y Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) por servicios prestados en "la promoción de la ciudadanía y el fortalecimiento de las instituciones democráticas".
El homenaje a los ex mandatarios se inscribe en el marco de las celebraciones por los 25 años de la Constitución de 1988, aprobada en la llamada redemocratización, pasada el régimen militar (1964-1985), y que consagró los derechos sociales y políticos vigentes en el país sudamericano.
Los ex presidentes recibieron la medalla "Ulysses Guimaraes", que recuerda a quien presidió la Constituyente como máximo dirigente del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), la fuerza mayoritaria entre los delegados constituyentes.
Actualmente, Sarney y Collor de Mello son senadores por los estados de Amapáy Alagoas, respectivamente, mientras que Cardoso y Lula desarrollan una actividad de promoción de valores ciudadanos a través de fundaciones que llevan sus nombres.
Cardoso, referencia del opositor Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), no participó del homenaje debido a problemas de salud.
También fueron condecorados parlamentarios, ex constituyentes, representantes del Poder Judicial, artistas y periodistas que contribuyeron a la nueva etapa democrática.
La Cámara de Diputados, además, concedió al ex presidente Lula da Silva la medalla "Suprema Distinción" por los "servicios relevantes realizados en su actuación pública".
Al recibir la condecoración, Da Silva reafirmó que la negación de la política puede llevar a su país a regímenes autoritarios.
"No hay ningún momento de la historia de ningún lugar del mundo que la negación de la política haya traído algo mejor que la política. Lo que aparece siempre cuando se niega la política es un grupo practicando, en verdad, dictadura", afirmó.
El ex presidente, quien continúa activo en el gobernante Partido de los Trabajadores (PT) que ayudó a fundar, criticó también a la prensa que, según él, "desmoraliza" la política provocando su desprecio entre los jóvenes.