La policía brasileña detuvo hoy a por lo menos 30 personas tras la sexta manifestación en Sao Paulo contra el aumento del valor del billete de autobús, así como para criticar la corrupción, el dinero público gastado para el Mundial de fútbol del año que viene y reclamar mejores servicios públicos.
Al menos 50.000 personas salieron a las calles de la mayor ciudad de Brasil y de Sudamérica en una nueva protesta, que se vivió también en otras 30 ciudades del país, en las que hubo incidentes.
En Sao Paulo, un pequeño grupo de manifestantes atacó el Ayuntamiento y obligó a la guardia municipal a refugiarse dentro del edificio.
Posteriormente lanzó vallas y objetos contra las ventanas, provocando la ruptura de varios cristales, y pintó grafitis en las paredes.
Sin embargo, poco después otro grupo de manifestantes restableció las vallas frente al ayuntamiento e hizo un cordón humano para evitar los actos violentos contra el edificio, mientras gritaba "sin violencia".
Se trata de la sexta concentración realizada en Sao Paulo desde que a principios de mes el Ayuntamiento subió el precio del transporte público de 3 reales (unos 1,5 dólares) a 3,2 reales (unos 1,6 dólares), lo que inició el movimiento.
En el municipio de Juazeiro do Norte, en el estado de Ceará (nordeste de Brasil), los manifestantes encerraron al alcalde del municipio dentro de una agencia bancaria durante ocho horas, para pedir su destitución, tras el anuncio del Ayuntamiento de que rebajaría el sueldo a los profesores municipales.
En Sao Gonzalo, en el área metropolitana de Río de Janeiro, algunos manifestantes detruyeron tiendas de comercio tras la manifestación, mientras que en Belo Horizonte, en el estado de Minas Gerais (sureste), los manifestantes llegaron hasta la Alcaldía, que destrozaron.
Ayer lunes las protestas reunieron a cerca de 250.000 personas en una veintena de municipios de todo el país, en lo que fue la mayor movilización desde que en 1992 una multitud pidió la destitución por un escándalo de corrupción del entonces presidente, Fernando Collor de Mello, que acabó dimitiendo.
Las autoridades de por lo menos seis ciudades brasileñas anunciaron hoy la reducción de las tarifas de transporte público.