Haití se prepara para conmemorar este fin de semana el tercer aniversario del devastador terremoto de enero de 2010, dividido entre los avances que hoy exhiben el gobierno y las organizaciones internacionales y los grandes retos que aún le quedan por cumplir al pueblo haitiano.
El ministro de Comunicación, Ady Jean-Gardy, dijo este jueves a Xinhua que el presidente Michel Martelly participará el sábado en una ceremonia que se realizará cerca de un lugar fuera de Puerto Príncipe, donde descansan los restos de miles de víctimas del sismo que jamás fueron identificadas.
En Titanyen, 20 kilómetros al noroeste de la capital haitiana, entre pequeñas colinas y una bahía, se encuentra la fosa común más grande cavada días después del terremoto, y sobre la que las autoridades construyeron un monumento para recordar a los que perecieron ese día.
El 12 de enero de 2010, un potente sismo de 7,3 grados en la escala de Richter sacudió durante 47 segundos Puerto Príncipe y otras localidades del sur y suroeste de Haití, catástrofe que dejó oficialmente 222.570 muertos (300.000 según organismos internacionales) y daños materiales por 7.900 millones de dólares.
Además, el movimiento telúrico, el peor registrado en Haití en dos siglos y medio, dejó un millón 300 mil personas sin hogar y hundió una economía que había mostrado signos de recuperación en 2009.
"Enormes desafíos quedan por delante para la reconstrucción de Haití, a fin de corregir décadas de abandono colectivo y de una débil gobernanza", dijo hoy Andrew Pugh, director de la organización internacional Oxfam.
"De hecho, cada vez que se dan tres pasos adelante, el país da dos pasos atrás", afirmó.
Al presentar un balance del trabajo de Oxfam en los últimos tres años, Pugh destacó que la agencia ha invertido el 96 por ciento de los 106 millones de dólares proyectados para ayudar a Haití (68 millones en 2010 a beneficio de 1,2 millones de personas; 28 millones en el 2011 a favor de 532.000 personas, y ocho millones de dólares en 2012 para beneficiar a 325.000 haitianos).
Esta semana, la Unión Europea (UE) también anunció que su ayuda benefició a un total de cinco millones de haitianos - la mitad de la población de la isla -, al tiempo que se comprometió a reubicar a otras 500.000 personas, aproximadamente un tercio de las que perdieron sus hogares.
"La ayuda humanitaria de la UE también ha financiado el tratamiento del cólera y la prevención de la propagación de epidemias. La ayuda también se centró en la reducción de riesgos de desastres y las medidas destinadas a ayudar a los haitianos para incrementar su resistencia ante futuros desastres", señaló el bloque en un comunicado.
Pero la UE agregó que pese a los avances, la asistencia a Haití en los últimos tres años ha sido particularmente difícil debido a que la inestabilidad política ha dificultado la coordinación y la ejecución de programas de desarrollo.
"Es obvio que hay un largo camino por recorrer. Acontecimientos recientes como la tormenta 'Isaac' y el huracán 'Sandy' hacen que la recuperación sea aún más difícil y ponen nuevamente de manifiesto la necesidad de aumentar la capacidad de recuperación de desastres", dijo la UE.
Más crítico fue el geólogo haitiano Claude Prepetit, quien esta semana lamentó que tres años después del peor desastre de la historia del país, los "haitianos no tengan una red de monitorización sísmica fiable y eficiente".
Prepetit, asesor de la Oficina de Energía y Minas (estatal), reconoció que una unidad de vigilancia registró un temblor el pasado viernes, pero señaló que la ausencia de equipos y la falta de preparación no permitió localizar el epicentro del movimiento que alertó a los habitantes de Carrefour, al sur de Puerto Príncipe.
El experto agregó que las autoridades haitianas no han asignado fondos al presupuesto para el funcionamiento de la red de monitorización.
No obstante, el gobierno destaca que en el último año el país redujo a 360.000 el número de personas que viven en campamentos para damnificados del terremoto, y dio pasos firmes para cambiar la fisonomía de la destruida capital haitiana.
Entre otros aspectos, las autoridades también esgrimen como avances el lanzamiento de un programa contra la pobreza extrema con un fondo inicial de 13 millones de dólares para el primer año, y la inauguración de su primera planta de tratamiento de aguas servidas, un signo del desarrollo del que hasta hace poco carecía el país más pobre del continente.