Artur Mas, actual Presidente de Cataluña y del partido Convergencia y Unión (CiU), ganó hoy las elecciones legislativas locales, pero no pudo obtener la mayoría absoluta que pretendía cuando convocó elecciones anticipadas, perdiendo casi el 20 por ciento de los escaños en relación a 2010.
Con el 94,45 por ciento del escrutinio, CiU ganó las elecciones legislativas de Cataluña con un 30,35 por ciento de los votos y 50 diputados, 12 escaños menos que en 2010, seguido por la Izquierda Republicana de Cataluña (ERC) con 21 diputados, el Partido Socialista Catalan (PSC), con 20 diputados, y el Partido Pupular Catalán (PPC) con 19 escaños, según la vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega.
El resultado de estas elecciones muestra una polarización de los catalanes en cuanto al soberanismo. Los partidos pro-independentistas, CiU y ERC, suman una amplia mayoría, mientras que los pro-españolistas, el conservador gobernante Partido Popular (PP) y Ciutadans, partido catalán de derecha, han incrementado su apoyo.
Por el contrario, la propuesta moderada del partido socialdemócrata catalán (PSC) asociado con el PSOE que defiende una solución federal, ha perdido apoyo.
Artur Mas, que lleva gobernando desde 2010, ha aplicado los recortes sociales más duros de España. No obstante, Mas ha intentado evitar el descontento popular, utilizando una estrategia del chivo expiatorio. Según Mas, Cataluña tiene que implementar recortes tan duros, solo porque sufre un expolio fiscal por parte de España.
Además, los catalanes se sienten discriminados en relación con los vascos. El País Vasco tiene un pacto fiscal con España, por el cual esta región no participa en el fondo de nivelación de los servicios públicos. Por tanto, la Hacienda Pública Vasca cuenta con más recursos para combatir la crisis que ninguna otra región rica de España.
De hecho, Mas decidió disolver el Parlamento Catalán y convocar elecciones tras una reunión con el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, quien dijo que no había ninguna posibilidad de que Cataluña tuviera el mismo pacto fiscal que el País Vasco.
A pesar de la ola de sentimiento soberanista, la bajada de escaños de CiU refleja tanto el daño que le ha hecho su política de recortes sociales, criticada desde la izquierda catalanista y el PSC, como los recientes escándalos de corrupción. Los tribunales llevan varios años investigando a CiU por financiación ilegal y, recientemente, el diario El Mundo ha publicado que Mas podría tener cuentas en Suiza.
Parece que la apuesta de Mas por el soberanismo ha beneficiado más al partido catalanista de izquierdas ERC que a su propio partido. Finalmente, el incremento de la participación, provocado por el debate soberanista, tampoco ha beneficiado a CiU.
Mas ha prometido a los catalanes que un Estado Independiente Catalán sería automáticamente miembro de la Unión Europea. El conservador pro-español Partido Popular, en cambio, defiende que si Cataluña se independizara, tendría que abandonar la UE, ya que todos los Estados Miembros tendrán derecho de veto sobre su adhesión, y muchos países no apoyarían la solicitud Catalana, por miedo a sus propios partidos separatistas.
Aunque los pro-independentistas suman mayoría en el Parlamento Catalán, esto solo es un primer paso en un largo proceso de negociación para redefinir las relaciones entre Cataluña y España. Parece que Mas ha cometido un error estratégico convocando estas elecciones dos años antes del final de su mandato, ya que se encuentra con una pérdida de escaños y un Parlamento más fragmentado.
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