Pekín,10/12/2013 (El Pueblo en Línea) - Los millones de turistas que llegan hasta la Ciudad Prohibida de Pekín podrán visitar los rincones más secretos de este palacio, donde vivieron 14 emperadores de la dinastía Ming (1368-1644) y diez de la Qing (1644-1911). Por primera vez, se abren al público los pabellones de las concubinas y emperatrices, a los que en tiempos imperiales estaba prohibido acceder bajo pena de muerte.
Dichas residencias se encuentran en medio del eje central que recorre el recinto desde su entrada en la plaza de Tiananmen, bajo el famoso retrato de Mao Zedong, hasta su salida hacia el parque de Jingshan, cuya cima ofrece una panorámica espectacular de los tejados de la Ciudad Prohibida.
En esta importantísima sección de la Corte Interior, tras la puerta de Longzong, se abren los Palacios de la Paz Benevolente (Cining Gong) y de la Longevidad y la Buena Salud (Shoukang Gong). Ubicados en el ala oeste del recinto, alojaban a las emperatrices y concubinas en un conjunto de pabellones donde también celebraban sus ritos espirituales.
«El Palacio de la Longevidad y la Buena Salud será presentado como en los tiempos de las dinastías imperiales, mientras que el Palacio de la Paz Benevolente mostrará una rica colección de esculturas», explicó recientemente el conservador del palacio-museo, Shan Jixiang, quien se ha propuesto «expandir las zonas de exposición de casi la mitad a dos tercios en un futuro cercano».
Según informan fuentes oficiales, las cuatro primeras estancias de las concubinas fueron abiertas al público tras cinco años de reformas en 2012. Entre ellas destaca el Salón de las Normas del Gobierno (Huang Ji Dian), construido en 1689 y presidido por un trono dorado flanqueado por dos figuras de elefantes. Aquí vivió la famosa emperatriz viuda Cixi, que reinó como regente durante el turbulento medio siglo en que China sufrió las Guerras del Opio y vio su decadencia frente al asedio de las potencias coloniales extranjeras.
Como un lejano recuerdo, todos estos momentos de la Historia están presentes en la Ciudad Prohibida, un descomunal palacio que fue declarado en 1987 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y pasa por ser el mayor recinto de madera del mundo. Desde 1925, poco después de que el último emperador, Pu Yi, fuera expulsado tras la abolición de la monarquía, el Museo del Palacio es uno de los monumentos más importantes de China junto a la Gran Muralla, el Palacio de Verano de Pekín y los guerreros de terracota de XiŽan.
En la actualidad, contiene 1,8 millones de artefactos y reliquias, de las cuales el 93% están protegidos como obras de arte.
«Debemos emplear los equipos de seguridad y la tecnología más avanzada del mundo para impedir robos y prevenir incendios», recordó Shan Jixiang, que es responsable del Museo y antes dirigía la Administración Estatal de Patrimonio Cultural。
A pesar de la majestuosidad de la Ciudad Prohibida, los turistas se suelen quejar de no poder entrar en los diferentes pabellones que componen el recorrido y de la falta de obras artísticas. Para paliar estas críticas, el responsable del Museo anunció la apertura de una nueva sala de exposiciones de 3.000 metros cuadrados que se unirá así al Salón de la Destreza Militar y al de la Gloria Literaria, donde se exhiben colecciones de pinturas, caligrafía y cerámica. Todo con tal de que los visitantes puedan explorar los rincones más secretos y misteriosos de la Ciudad Prohibida.