Por Victoria Argüello
BUENOS AIRES, 9 jul (Xinhua) -- El alza gradual en los precios de los combustibles en Argentina presionará la inflación durante el segundo semestre de 2018, aseguró el economista argentino Pablo Salvador.
"El aumento trae inconvenientes porque el combustible es un insumo muy importante de la actividad económica en todo el país, ya que ocupa una parte importante de sus costos", explicó Salvador a Xinhua.
El columnista y profesor universitario se refirió así a los incrementos en los precios de la nafta y el gasoil, que sólo en lo que va de julio han aumentado un 6 por ciento y en todo el año se ha contabilizado ya seis alzas.
"Cuando suben los precios de los combustibles se afecta directamente al transporte, esto implica un aumento de precio en los fletes y por ende de los alimentos que se trasladan de una provincia a otra y, por lo tanto, impacta en los bolsillos de los consumidores", agregó.
El economista explicó que entre las causas del aumento en los precios de los combustibles hay variables macroeconómicas y externas, ya que éstos se ajustan en función del precio internacional del barril de petróleo así como del tipo de cambio.
"Cuando sube alguna de estas dos variables, esto se traslada automáticamente a los precios", abundó.
La volatilidad cambiaria que ha llevado a una depreciación del peso argentino frente al dólar de más del 30 por ciento, sumado al alza del precio del barril de crudo, presiona a los combustibles a un aumento de al menos 10 por ciento en los primeros cuatro meses del año, explicó Salvador.
El columnista del diario local "El Cronista" dijo que el aumento no se había concretado por un acuerdo que mantenía la antigua composición del Ministerio de Energía y Minería, a cargo del ex titular Juan José Aranguren, con las petroleras, el cual planteaba una congelación momentánea de los precios.
No obstante, el nuevo ministro de Energía, Javier Iguacel, ratificó recientemente que no habría de parte del Ejecutivo una intervención en la valoración de los combustibles, asegurando que éstos "eran libres".
Al respecto, Salvador alertó sobre el impacto del aumento en el Indice de Precios al Consumidor (IPC, indicador de inflación), aumentando la canasta básica alimentaria y la canasta básica total "que son las que miden el nivel de indigencia y de pobreza de la población en Argentina".
Explicó que por ello es necesario establecer nuevos acuerdos para los incrementos salariales, porque de no ser así subiría la línea de indigencia y pobreza en los próximos meses.
Detrás de Venezuela, Argentina es el segundo país de América Latina con mayor inflación, situándose en 25 por ciento en 2017.
Sin proyecciones oficiales de inflación para el 2018, año en que el gobierno del presidente argentino, Mauricio Macri, contrajo un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para un crédito por 50.000 millones de dólares, Argentina prevé ofrecer cifras oficiales de reducción a partir del año que viene.
"La inflación perjudica sobre todo a los sectores que menos tienen, porque por lo general la gente que está en la línea de pobreza e indigencia no tiene cómo pagar a crédito (tarjeta de crédito) o no cuenta con caja de ahorro, entonces se ve obligada a pagar en efectivo", dijo.
Para Salvador, evitar este escenario se traduce en la "lucha" que siga dando el Banco Central de la República de Argentina (BCRA) para reducir la inflación.
Hasta ahora la entidad ha mantenido alto el nivel de su tasa de interés de referencia para presionar los precios a la baja, además de trabajar en el mercado cambiario en búsqueda de recuperar la confianza de los inversionistas locales y externos.
Salvador expresó que la "lucha contra la inflación ha sido difícil" a razón del "elevado déficit fiscal" que mantiene Argentina, pese a los esfuerzos del Ejecutivo por minimizar dicho déficit.
Sin embargo, el analista destacó la "voluntad" de parte del equipo económico para lograr este objetivo.