Científicos descubren cómo generar energía solar en la oscuridad |
Científicos de Harvard y el MIT consiguen utilizar moléculas para acumular energía solar y liberarla posteriormente a voluntad en forma de calor.
La energía solar tiene todas esas ventajas que, con carácter general, comparten todas las renovables: es teóricamente inagotable, no genera emisiones contaminantes... Virtudes que son el envés de los defectos de las energías fósiles. Pero, como contrapartida, la solar sufre también las desventajas propias de la mayoría de las energías verdes: dependen de un elemento (la luz solar, el viento...) que no puede controlarse y, con ello, no pueden garantizar la ininterrumpibilidad de la generación ni la intensidad de la misma.
El gran problema de la energía solar es (perdón la perogrullada) que no siempre brilla el Sol. Y, sin luz solar, no hay producción alguna ni tampoco suministro constante. El gran anhelo de las compañías de energía solar ha sido encontrar la manera de garantizar el suministro también cuando el Sol no luce. Unos científicos estadounidenses podrían haber dado con la solución a este lastre tan evidente que sufre este tipo de energía.
Un equipo formado por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y de la Universidad de Harvard han encontrado la manera de acumular el excedente de energía solar que se produce durante el día para poder utilizarlo a voluntad en momentos en que no hay luz solar, según se recoge en un estudio publicado en la revista Nature Chemistry (ver aquí un resumen, en inglés). Esto es, habrían descubierto cómo seguir utilizando y generando energía solar... en la oscuridad. El secreto está en un material (llamado azobenceno) capaz de absorber la energía solar, almacenarla en forma química y liberarla bajo demanda y en el momento que se desee.
Unas moléculas, conocidas como fotoconmutadores, tienen la capacidad de actuar de dos formas diferentes en relación a la energía solar. Una primera que le permite absorber esa energía y acumularla de manera estable y durante largos periodos de tiempo. Y una segunda que, tras aplicarles algo de calor o electricidad o exponiéndolas a la luz, les permite liberar el calor. En la práctica, se comportarían como una especie de pilas térmicas: guardan el calor y lo liberan cuando es necesario.
<b>Calor, pero no electricidad</b>
El avance es importante, pero no supone una revolución energética porque es útil sólo para liberar la energía en forma de calor, pero no para convertirla en electricidad. "Esta solución no es la panacea de la energía solar", admiten los propios científicos en un comunicado publicado por el MIT (ver aquí, en inglés). "Con ella se puede generar electricidad, pero sería ineficiente hacerlo. Sin embargo, para aplicaciones en las que el calor es el fin deseado (ya sea para calentar edificios, cocinar o para procesos industriales que necesitan de calor), esta solución puede ofrecer oportunidades para expandir la energía solar a otros campos".
El descubrimiento, no obstante, "puede cambiar las reglas del juego, porque hace que la energía solar en forma de calor sea almacenable y distribuible", subraya Jeffrey Grossman, coautor junto a Timothy Kucharski del estudio que ha publicado Nature Chemistry. Los autores, aun conscientes de las limitacioens del hallazgo, destacan que son muchos los procesos para los que la energía solar es utilizada específicamente para producir calor, y no electricidad.
"En muchas partes del mundo, los combustibles que se utilizan para cocinar son la madera o el estiércol, lo que genera en el interior de las casas un ambiente poco saludable y, además, contribuye a la deforestación. La cocina solar podría aliviar esas circunstancias, ya que la gente suele cocinar antes de que salga el Sol y con ella se podría almacenar el calor para su uso posterior", explica Grossman. "A diferencia de los combustibles que se queman, este sistema utiliza el material que se puede reutilizar continuamente, no produce emisiones y nada se consume".