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ESPECIAL DE FIN DE AÑO: China y EEUU en buen camino para establecer nuevas relaciones pese a desafíos

Actualizado a las 27/12/2013 - 17:16
El 2013 será recordado como el año de un nuevo comienzo para las relaciones chino-estadounidenses, gracias al consenso con visión de futuro alcanzado en la histórica cumbre entre los presidentes de China y Estados Unidos en la finca de Annenberg, California.
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El 2013 será recordado como el año de un nuevo comienzo para las relaciones chino-estadounidenses, gracias al consenso con visión de futuro alcanzado en la histórica cumbre entre los presidentes de China y Estados Unidos en la finca de Annenberg, California.

Durante la cumbre celebrada en junio, el presidente chino, Xi Jinping, y su homólogo estadounidense, Barack Obama, esbozaron un claro curso para el desarrollo futuro de las relaciones bilaterales, al acordar construir un nuevo tipo de relaciones entre grandes potencias caracterizado por el no conflicto, la no confrontación, el respeto mutuo y la cooperación de beneficio recíproco.

Pese a diversos desafíos, los esfuerzos conjuntos de China y Estados Unidos han transitado desde entonces por buen camino, tal y como lo demuestran los logros en el fortalecimiento de los intercambios mutuos, la interacción y la cooperación en una amplia gama de temas.

AÑO FRUCTIFERO

El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, concluyó a comienzos de diciembre una visita oficial de dos días a China, poniendo punto final a un año fructífero de intercambios y diálogos de alto nivel, cuya frecuencia y éxitos han sido raramente vistos en las últimas décadas.

Este momento ascendente habría sido imposible sin la cumbre Xi-Obama, en que los dos líderes sostuvieron, en una atmósfera distendida, profundas conversaciones sobre los diferentes temas que atañen a la relación más importante del mundo.

Ambos mandatarios llegaron a un histórico consenso sobre el establecimiento de un nuevo tipo de relaciones entre grandes potencias basado en el respeto mutuo y la cooperación de beneficio recíproco, manteniendo los actuales mecanismos de intercambios y diálogos, ampliando la cooperación y solucionando las diferencias de manera constructiva.

La cumbre fue ampliamente aplaudida por marcar el inicio de una nueva era de cooperación. Fue un "gesto histórico" de los dos líderes para aprovechar el momento estratégicamente significativo de cambios de liderazgo "para sentar las bases para el avance significativo a cercano y mediano plazos", dijo a Xinhua Douglas Paal, vicepresidente de estudios de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional.

De hecho, los intercambios y la interacción bilaterales de alto nivel comenzaron incluso antes de la cumbre. El secretario del Tesoro estadounidense, Jacob Lew, visitó Beijing en marzo, en tanto un mes después viajaron al país asiático el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el presidente del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, Martin Dempsey.

En medio del optimismo generado por la cumbre Xi-Obama, los intercambios de alto nivel se intensificaron en el segundo semestre. En julio, el vicepremier chino Wang Yang y el consejero de Estado Yang Jiechi co-presidieron junto a Lew y Kerry la quinta ronda del Diálogo Estratégico y Económico (S&ED), en Washington.

Posteriormente, el ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, visitó Estados Unidos en septiembre; la vicepremier china Liu Yandong visitó Washington en noviembre para co-presidir junto a Kerry la IV Consulta China-EEUU de Alto Nivel sobre los Intercambios entre Pueblos (CPE, siglas inglés).

Tanto el S&ED como la CPE lograron una larga lista de éxitos tangibles en la promoción del comercio y la inversión bilaterales, el fomento de los intercambios entre los pueblos, y la expansión de la cooperación en terrenos como comercio, cambio climático, nuevas energías y ciberseguridad.

El mayor progreso, sin embargo, ha sido la aceleración de los contactos militares, considerados durante mucho tiempo como el punto más débil en las relaciones chino-estadounidenses. En 2013, ambas partes intensificaron notablemente la diplomacia militar con el fin de establecer un nuevo tipo de vínculos militares según lo acordado en la cumbre Xi-Obama.

El ministro chino de Defensa, Chang Wanquan, realizó su primera visita a Estados Unidos en agosto para celebrar conversaciones con su homólogo estadounidense, Chuck Hagel, sobre el fortalecimiento de la comunicación y la cooperación militares.

Hagel aceptó una invitación para visitar China el próximo año, a la vez que invitó a la Armada china a participar por primera vez en el ejercicio naval multinacional RIMPAC 2014 encabezado por Estados Unidos.

A finales de agosto, las dos fuerzas navales realizaron un segundo ejercicio conjunto antipiratería en el Golfo de Adén. El comandante de la Armada china, Wu Shengli, visitó Estados Unidos en septiembre, mientras que el jefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea estadounidense, Mark Welsh, visitó China a finales del mismo mes.

Tres buques de guerra chinos realizaron un singular ejercicio de búsqueda y rescate con la Marina de EEUU en septiembre en Hawái, donde las dos fuerzas navales celebraron además su primera maniobra conjunta de ayuda humanitaria y en situaciones de desastres en noviembre.

"La mejora de las relaciones entre los ejércitos es especialmente notable como un cambio respecto al pasado", señaló Paal, quien agregó que este tipo de contactos tiene el potencial para contribuir a evitar cualquier conflicto.

Internacionalmente, China cooperó con EEUU en algunos temas candentes, ayudando a alcanzar soluciones negociadas a la crisis del arsenal químico de Siria y el tema nuclear de Irán.

Dicha cooperación demuestra que cuando los dos países tienen objetivos coincidentes, aunque discrepen en cuanto a los medios para lograrlos, "aún podemos trabajar juntos", declaró a Xinhua Bonnie Glaser, miembro del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.

ROCOSO CAMINO POR DELANTE

El último año resultó relativamente tranquilo para las relaciones China-EEUU, con pequeñas interferencias marcadas por antiguos temas distintivos como el tipo de cambio, los derechos humanos, el Tíbet y la venta de armas por parte de Estados Unidos a Taiwan.

Washington desafió a principios de año a China por sus supuestas actividades de piratería informática contra redes de ordenadores de Estados Unidos, aunque la polémica se desvaneció rápidamente desde junio cuando el ex contratista de defensa estadounidense Edward Snowden reveló las operaciones de vigilancia masiva de EEUU en todo el mundo, incluido China.

No obstante, el año que termina no quedó exento de dificultades. Señalando un rocoso camino por delante en la construcción de una nueva relación, el año que de otra manera hubiese sido perfecto tuvo un tenso final con el intercambio de críticas entre los dos países por el establecimiento de China de la Zona de Identificación de Defensa Aérea (ZIDA) en el Mar Oriental de China.

Aplicando un doble rasero, EEUU criticó injustificadamente a China por el establecimiento de la ZIDA en noviembre, pese a que varios países, incluidos el propio Estados Unidos y Japón, cuentan ya con este tipo de zonas. Dos bombarderos B-52 de Washington llegaron incluso a sobrevolar la zona en una demostración de fuerza.

Al parecer, las disputas marítimas en el Pacífico también se han convertido en un nuevo tema distintivo que amenaza con descarrilar los lazos China-EEUU.

En otro sentido, esto realza la importancia de la profundización de los intercambios militares chino-estadounidenses para evitar malentendidos y errores de cálculo.

La pasada semana, autoridades de defensa chinas y estadounidenses protagonizaron una efectiva comunicación tras el reciente encuentro entre buques de guerra de ambos países en el Mar Meridional de China.

Tanto China como EEUU esperan dirigir sus relaciones por el camino de la paz y la prosperidad mutua, "pero aún queda por ver si están dispuestos a ajustar sus políticas, metas y comportamientos" para lograrlo, comentó Robert Daly, director del Instituto Kissinger sobre China y Estados Unidos en el Centro Woodrow Wilson, un centro de estudios con sede en Washington.

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