MADRID, 20 ene (Xinhua) -- La sociedad española siempre tuvo un optimismo alto, pero nunca como en la actualidad España se ha enfrentado a una crisis económica tan larga y profunda que ha originado verdaderas quiebras en el tradicional optimismo de los españoles.
Esta crisis está provocando que cada año -al menos desde que se iniciara la actual crisis- los españoles se abonen cada vez más al pesimismo, incluso en enero de 2010 con la crisis ya operativa había un 78 por ciento que afirmaba tener un espíritu más optimista y sólo uno de cada cinco, es decir, un 19 por ciento se sentía realmente pesimista, recoge hoy, domingo, el rotativo español El País.
La ausencia de buenas perspectivas de indicadores económicos ha mermado año tras año el optimismo y anualmente cada vez ha ido siendo la sociedad más pesimista con referencias bastantes pesimistas sobre la recuperación de la economía española.
Tras varios años de crisis permanente, la diferencia entre los optimistas y los pesimistas sigue decreciendo, ya que un aumento del pesimismo concuerda con el alto porcentaje de ciudadanos que califican negativamente la situación económica española de grave.
Al mismo tiempo, siete de cada diez españoles creen que el país está al borde de un estallido social, sobre todo cuando la economía familiar está cada vez al borde de la penuria y en especial cuando hay un porcentaje considerable en el sentido de que todo puede aún empeorar más, mientras el paro aumenta y los que tienen trabajo se sienten preocupados de poder perderlo, dice el periódico español en un análisis sobre la situación social española.
La sociedad española siente una angustia preocupante ante la grave crisis económica y sobre todo cuando el desamparo aumenta al ver que las principales instituciones del Estado ni la clase política reacciona en su conjunto y sobre todo cuando la corrupción está haciendo mella en la clase política actual.
Es decir, las consecuencias sociales de esta doble crisis económica y política, sin olvidar los recortes en el gasto público, los mayores en la reciente historia democrática española, podrían llegar a desestabilizar la sociedad española e incluso hacerla descarrilar, al menos así lo opina un 73 por ciento de los españoles, ya que el elevado paro (cerca de cinco millones de desempleados) y pobreza alcanzados están trayendo grandes problemas a la sociedad.
Tras casi seis años de crisis la sociedad española está reaccionado con serenidad y civismo, pero hay un 96 por ciento que piensa que los efectos sociales de la crisis no están siendo soportados por igual por todos los sectores sociales sino que sólo están recayendo sobre una clase media en situación cada vez más limitada y precaria y, en especial, en los desfavorecidos, que terminan en la marginalidad.
Una encuesta realizada por la compañía Metroscopia revela que España está regresando a un país minoritario de ricos frente a otro, crecientemente mayoritario, de personas pobres o en situación de parecerlo.
Por último, la gravedad de la situación actual parece haber alcanzado una fuerte preocupación que llega al 86 por ciento de los españoles, un porcentaje que valora que Cáritas o la Cruz Roja -organismos sin ánimo de lucro- han ayudado con sus intervenciones y ayudas en paliar en la medida de lo posible un mayor desastre social.