Por Jia Xiudong
Pekín, 03/04/2014(El Pueblo en Línea)-A pesar de la oposición de China, Filipinas presentó una denuncia formal ante un tribunal internacional sobre la disputa del Mar de China Meridional el domingo pasado. Sin embargo, esta actuación está condenada al fracaso.
En primer lugar, el gobierno de Filipinas está tratando de eludir las limitaciones del derecho internacional. El gobierno filipino sabe perfectamente que sin el consentimiento de China, el Tribunal Internacional del Derecho del Mar (ITLOS), bajo la Convención de la ONU sobre Derecho del Mar (CNUDM), no tiene derecho a tratar el tema de la soberanía sobre las islas y arrecifes por las que China y Filipinas están en disputa. China ya ha hizo una declaración de conformidad según el artículo 298 de la Convención en el año 2006, señalando que tales disputas sobre los límites fronterizos por mar y los derechos históricos no estarán sujetos al mecanismo obligatorio de solución de disputas de la Convención.
El gobierno filipino se ha calentado la cabeza para elaborar una declaración de 4000 palabras. No hace ninguna petición directa al Tribunal de Arbitraje para que falle sobre la soberanía de las islas, arrecifes y aguas del Mar de China Meridional, pero intenta "demostrar" que China no cumple con las disposiciones de la Convención, con el fin de desmontar la base jurídica para reclamar ese territorio.
En segundo lugar, el gobierno de Filipinas está tratando de cerrar la puerta al diálogo bilateral. Según el artículo 286 de la Convención, el requisito para presentar una disputa marítima ante el Tribunal Internacional de Arbitraje es que el conflicto sigua sin resolverse después del diálogo bilateral, pero parece que Filipinas no tienen genuina intención de resolver la disputa a través de canales políticos y diplomáticos; por el contrario, ha rechazado las respuestas positivas de China.
De hecho, China ha hecho dos propuestas: establecer un mecanismo de consultas regulares sobre asuntos marítimos y reiniciar el mecanismo de medidas de confianza entre los dos países, en marzo de 2010 y enero de 2012 respectivamente. Los dos países también tienen una historia de consenso y han acordado la declaración sobre la conducta de cada parte en el Mar de China Meridional.
En tercer lugar, el gobierno filipino vive con esperanzas equivocadas. Filipinas debe ser consciente de que no tiene ninguna posibilidad de ganar el caso mediante un arbitraje internacional y sabe bien que China no aceptará ni participará en el proceso por la disputa del Mar de China Meridional. Filipinas quiere hacer creer que China se ha negado a aceptar la jurisdicción internacional con el fin de obtener la simpatía y el apoyo de la comunidad internacional. Filipinas tiene la esperanza de atraer a la opinión pública internacional y a ejercer presión sobre China. Todo el proceso de internacionalización de la cuestión del Mar de China Meridional es una farsa.
Filipinas confía en que reunirá el apoyo para su causa. Ya ha conseguido que EE.UU apoye al gobierno de Filipinas. En los últimos años, Estados Unidos ha dado un apoyo constante a Filipinas de diferentes maneras. Pero tanto Filipinas como Estados Unidos deben entender que la causa directa de la disputa es la ocupación ilegal de varios islotes chinos por parte de Filipinas.
Presionando para que el se produzca un arbitraje internacional, Filipinas intenta disimular el carácter ilegal de su ocupación sobre territorio chino. Esta actuación está condenada al fracaso.
Para Filipinas, la única vía pasa por el diálogo y la cooperación.
El artículo ha sido editado y traducido de la versión original 《菲律宾强推仲裁注定徒劳》. Fuente: edición de ultramar del Diario del Pueblo. Autor: Jia Xiudong (investigador del Instituto de Estudios Internacionales de China)