Por Zhong Sheng
Pekín, 24/01/2013(El Pueblo en Línea)-Mientras la situación en el Mar Meridional de China comienza a distenderse, Filipinas corre en la dirección opuesta y en su lugar recientemente se presentó frente a organismos de Naciones Unidas para acusar a China e intentar internacionalizar el problema.
China tiene soberanía indiscutible sobre las islas Nansha y sus aguas adyacentes, con una suficiente base histórica y legal. Con fin de mantener la paz y estabilidad de las relaciones chino-filipinas y de la región en general, China se comprometió a resolver las disputas mediante negociaciones y consultas bilaterales, lo que refleja la gran voluntad y sinceridad de su parte. Resolver el conflicto mediante conversaciones directas con los países soberanos en cuestión para evitar una escala en la problemática es el principio más importante y el espíritu de la “Declaración sobre la Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China” y también es el consenso al que llegaron China y los países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, según siglas en inglés).
Intensificar las contradicciones o provocar un incidente no son la manera adecuada de solucionar el problema. Al observar la evolución de la situación desde que ocurrió el incidente de la Isla de Huangyan, se puede ver que mientras más quiere internacionalizar el problema del Mar Meridional de China, Filipinas se pone aún más en una posición pasiva. Manila debe entender que la política exterior de China hacia los países vecinos es una política de “vecindad amistosa, pacífica y próspera”, pero es imposible que Pekín haga concesiones sin principios en su soberanía territorial que forma parte de sus intereses fundamentales.
Filipinas ha pedido reiteradamente el apoyo de los países de ASEAN, pero sólo han sido intentos frustrados uno detrás del otro. Los países de la región se ven beneficiados del rápido crecimiento de China y la cooperación entre ambas partes es algo vital tanto para China como para ASEAN. Sin embargo, las acciones de Filipinas parecen ir en contra de los intereses comunes de la región.
Las quejas de Filipinas y su intento de internacionalizar el problema del Mar Meridional de China, no sólo deteriorará las relaciones chino-filipinas, sino también dañarán los intereses propios de Manila, además de socavar la estabilidad regional y no obtener ningún beneficio en absoluto.