Al menos dos ministros del Gabinete japonés visitaron hoy al santuario de Yasukuni, símbolo del pasado militarista del país, cuando se conmemora este jueves el 68 aniversario de la rendición nipona en la Segunda Guerra Mundial.
El primer ministro Shinzo Abe se abstuvo de visitar personalmente el santuario de tan mala reputación, pero decidió ofrecer un sacrificio el miércoles.
El consentimiento de las visitas de los ministros y las recientes declaraciones provocadoras del premier son una señal de que el actual gobierno japonés ha llegado demasiado lejos en el camino de tendencia derechista, causando preocupación entre los países vecinos por el resurgimiento del pasado militarista nipón.
La administración de Abe no ha ocultado que la cláusula pacifista de la Constitución, un pilar fundamental del orden político de posguerra de Japón, ha sido un impedimento para su ambición de fortalecer el poder militar.
Japón ha experimentado el aumento de los gastos de defensa por primera vez en una década so pretexto de mejorar las capacidades de "autodefensa".
Pese a la inequívoca oposición de China, el gobierno japonés insistió en sacar adelante el año pasado su plan de "comprar" parte de las Islas Diaoyu que, sin duda alguna, forman parte del territorio chino, lo cual suscitó una seria disputa marítima con Beijing.
Algunos miembros del Gabinete japonés, por un lado, declaran su voluntad de llevar a cabo conversaciones directas con funcionarios chinos, mientras que, por el otro, continúan enfureciendo a China con sus actitudes irresponsables ante la historia y sus declaraciones provocadoras, aumentando la tensión en la región Asia-Pacífico.
China está comprometida con el uso de medios pacíficos y las negociaciones para solucionar los desacuerdos marítimos, pero también está dispuesta a defender sus derechos territoriales y salvaguardar la estabilidad regional.
Las declaraciones y acciones irresponsables de algunos políticos japoneses de derecha han causado estragos en las relaciones de ese país con sus vecinos, y han perjudicado gravemente su credibilidad, manchando además su imagen.
En este día de un significado tan especial, se espera que Japón reflexione sobre su historia de agresión, pida sinceras disculpas a las víctimas de su pasado militarista y se esfuerce para contribuir al futuro pacífico tanto del propio Japón como de la región en su conjunto.