BEIJING, 14 ago (Xinhua) -- Hace 68 años, el entonces emperador japonés Hiroito anunció en un discurso por la radio la rendición de Japón ante los aliados. No obstante, el fantasma del militarismo sigue persiguiendo a Asia y amenaza con desafiar el orden mundial de posguerra, opinan expertos.
La comunidad internacional debe estar en alerta máxima contra el crecimiento del conservadurismo derechista japonés, advirtieron académicos chinos antes del aniversario de la rendición de Japón, que se conmemora el 15 de agosto.
"En esa ocasión, no sólo China y otras naciones asiáticas victimizadas por la agresión japonesa, sino todos los países que lucharon contra el facismo, deben reflexionar sobre la historia y presionar para que Japón se arrepienta", dijo Lyu Yaodong, un académico del Instituto de Estudios Japoneses de la Academia de Ciencias Sociales de China.
"Esto es crucial para la paz tanto de Asia como del mundo", agregó Lyu.
Las acciones del primer ministro japonés, Shinzo Abe, y de su administración han provocado esta advertencia.
Abe y los miembros de su gabinete, desde que asumieron el cargo en diciembre, han impulsado reiteradamente la enmienda a la Constitución pacifista de 66 años de Japón, que fue ideada por Estados Unidos luego de la Segunda Guerra Mundial.
El viceprimer ministro Taro Aso incluso señaló que Japón debe aprender de la experiencia de los nazis acerca de la revisión constitucional.
Asimismo, la administración, en el 68 aniversario de la explosión de la bomba atómica en Hiroshima el 6 de agosto, dio a conocer un nuevo portahelicópteros de nombre "Izumo" --el mismo nombre de un barco que sirvió durante la guerra de agresión de Japón contra China.
"Estas acciones han demostrado que la administración Abe ha fallado en percibir correctamente no sólo las invasiones pasadas de Japón, sino toda la historia de la Segunda Guerra Mundial", dijo Qu Xing, director del Instituto de Estudios Internacionales de China.
El intento de la administración de Abe para restaurar a Japón como un "país normal", impulsando su poder político y militar, deja claro la renuencia de Japón de asumir el estatus de nación derrotada, argumentó Lyu Yaodong.
Las fuerzas de derecha de Japón fracasaron en enfrentar las responsabilidades de guerra del país, ni aceptaron verdaderametne los castigos que se les impusieron luego del fin de la Segunda Guerra Mundial, agregó.
No obstante, Lyu dijo que la caída del militarismo japonés y la institución de la Constitución pacifista fueron logros de la guerra antifascista, así como el compromiso de paz de Japón.
"El primer ministro Abe de Japón, representante del conservadurismo de derecha, nunca ha experimentado guerras, ignorante de la crueldad de las guerras, no siente culpa por los crímenes de guerra", dijo Jin Canrong, subdirector del Colegio de Estudios Internacionales de la Universidad Renmin de China.
"Provienen de una historia de familia eminente, confiada y nacionalista, aspirando a restaurar el poder político y militar de Japón", dijo Jin.
De la misma forma, la sociedad japonesa, decaída por dos décadas de crecimiento económico estancado y los frecuentes reordenamientos políticos e intranquila por la rápida expansión de China, muy probablemente apoya a un líder inflexible, añadió Jin.
"Se trata del peor momento para el movimiento de paz en Japón", declaró Nishino Rumiko, fundadora del Museo Activo de Mujeres sobre la Guerra y la Paz, en una entrevista con el periódico "China Youth Daily" publicda hoy.