Alrededor de 100 personas han muerto en los recientes enfrentamientos étnicos ocurridos en la región sureña de N'Zerekore, en Guinea, de acuerdo con una actualización oficial del número de muertos dada a conocer hoy en Conakry.
El gobierno guineano había señalado con anterioridad que 80 personas murieron y 200 resultaron heridas en N'Zerekore, a 1.000 kilómetros de distancia de la capital del país.
Una investigación judicial abierta a petición del fiscal público de N'Zerekore ayudará a arrojar luz sobre los enfrentamientos y a identificar a los responsables de los actos criminales para poder levantarles cargos.
El jefe de Comunicación del Ministerio de Justicia, Mohamed Beavogui, dijo el martes que los lamentables eventos de N'Zerekore han conmocionado al país entero.
Beavogui dijo que varias personas han sido detenidas tras las investigaciones preliminares llevadas a cabo por la policía de N'Zerekore. Algunas otras personas fueron interrogadas por la policía por portación ilegal de armas.
"Las autoridades judiciales del país no escatimarán esfuerzos para garantizar la justicia en torno a la tragedia de N'Zerekore", dijo Beavogui antes de pedir a los residentes del área que mantengan la calma y que dejen hacer su trabajo a las autoridades judiciales.
Las organizaciones no gubernamentales que operan en N'Zerekore dijeron que los enfrentamientos étnicos dejaron al menos 80 muertos y más de 200 lesionados, además de que se destruyeron instalaciones públicas y lugares de oración como mezquitas e iglesias.
Los enfrentamientos siguieron al intento de un joven de la etnia koniake de robar gasolina entre la noche del domingo y la mañana de lunes de una estación de servicio, dijo el alcalde de N'Zerekore, Mamady Bamy.
El vigilante que cuidaba la estación de servicio, perteneciente al grupo étnico guerze, disparó al presunto ladrón que murió en el lugar.
La noticia se propagó por N'Zerekore y el grupo étnico koniake movilizó a sus integrantes para vengar el asesinato.
La violencia y el creciente número de víctimas llevaron a un toque de queda en la ciudad y en las aldeas cercanas para evitar una nueva matanza.