La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, aseguró hoy que la ascensión social a la clase media de 42 millones de personas en su país en los últimos años exige una modernización de servicios antes no utilizados por esta población, como es el caso de los aeropuertos y los viajes aéreos.
Rousseff encabezó un acto en la ciudad de Belo Horizonte, capital regional de Minas Gerais (sureste) en el que firmó el contrato de concesión del aeropuerto internacional de la ciudad (el quinto mayor de Brasil) a la iniciativa privada.
Ahí la mandataria resaltó las necesidades de ampliar los servicios e infraestructura aérea en el país y admitió que el proceso de distribución de renta creció más rápido que la mejora de las instalaciones.
"Creamos un mercado que demanda servicios y crea todo un proceso de necesidades nuevas. Las personas que no viajaban de avión en el país, diez años atrás, hoy viajan. Este proceso de distribución de renta fue más rápido que el proceso de mejora de infraestructura", explicó Rousseff.
La presidenta, que aspira a la reelección en los comicios del próximo 5 de octubre, aseguró que en 2013, 100 millones de pasajeros desembarcaron en los aeropuertos brasileños, y que hay 270 proyectos de aeropuertos regionales planeados o en proceso.
El gobierno brasileño concedió a la iniciativa privada la gestión de los principales aeropuertos del país para intentar modernizar las terminales aeroportuarias. Entre ellos, destacan el de Guarulhos, en Sao Paulo, el mayor del país, así como los de Río de Janeiro, Brasilia y Belo Horizonte, cuyo contrato se firmó este lunes.
La gestión del aeropuerto de Confins, de Belo Horizonte, fue adjudicada por un período de 30 años a la concesionaria brasileña CCR, que tiene como socios a los operadores de los aeropuertos de Zurich, en Suiza, y Múnich, en Alemania, agrupados en el Consorcio Aerobrasil.