La segunda parte del juicio por la masacre de Carandiru, que determinará la responsabilidad de 27 policías militares en la muerte de 73 presos ocurrida el 2 de octubre de 1992, comenzó hoy lunes en Sao Paulo, Brasil.
El juicio de los responsables por la matanza que resultó en la muerte de un total de 111 presos, está siendo realizado en cuatro etapas, debido al alto número de agentes policiales que participaron del hecho.
La masacre se produjo después de que la PM invadiera la unidad penitenciaria para contener un motín pero, según testigos, el asesinato en masa se desató cuando los rebelados ya habían sido controlados.
La mayoría de los agentes que serán juzgados esta semana pertenecía a la polémica unidad Rota (Rondas Ostensivas Tobias Aguiar) y actuaba en el segundo piso del pabelllón, donde ocurrió la matanza.
En la primera parte del juicio, realizada en abril, 23 policías fueron condenados a 156 años de prisión por haber sido considerados culpables de la muerte de 13 detenidos.
La masacre de Carandiru es uno de los episodios de violencia estatal que más huellas dejó en la sociedad brasileña.
Los policías ingresaron a la unidad por la tarde y la dejaron sólo a la medianoche, después de disparar 515 tiros, en su mayoría a la cabeza y el tórax de los presidiarios.
Todos los presos que estaban en el primer piso de la prisión fueron asesinados, y en el segundo piso murieron 60 por ciento de los detenidos.
Además de los 111 muertos, acabaron heridas 153 personas, de las cuales 130 presos y 23 policías.
El jefe de la operación, el coronel Ubiratán Guimaraes, fue llevado a jurado popular en 2001 y llevado a jurado popular que lo condenó a 632 años de prisión por la muerte de 102 de los 111 presos, pero en febrero de 2006 la sentencia fue anulada por el Tribunal de Justicia de Sao Paulo.
Guimaraes consiguió luego ser electo diputado estatal, pero acabó siendo asesinado tiempo después por su propia amante.
El episodio de Carandiru llevó a la clausura de la prisión en septiembre de 2002, y tres de sus pabellones fueron demolidos.
La masacre, además, es considerada como uno de los principales factores en el surgimiento del grupo criminal Primer Comando de la Capital (PCC), con una fuerte presencia en todos los presidios de Sao Paulo.