El presidente cubano Raúl Castro, quien fue reelecto este domingo para un nuevo mandato de cinco años, hizo algunos movimientos en el gobierno con la intención de garantizar el relevo generacional.
"En las circunstancias que vive el país, debe garantizarse en la cúspide del poder estatal y gubernamental la unidad ejecutiva frente a cualquier contingencia por la pérdida del máximo dirigente, de manera que se preserve, sin interrupciones de ningún tipo, la continuidad y estabilidad de la nación", subrayó Castro ante el parlamento.
El presidente, de 81 años, dijo que "esa decisión reviste particular trascendencia histórica porque representa un paso definitorio en la configuración de la dirección futura del país, mediante la transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de los principales cargos, proceso que debemos concretar en un quinquenio" .
Para confirmar las palabras del mandatario, la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento) escogió como Primer vicepresidente a Miguel Díaz-Canel, un ingeniero electrónico de 52 años, que sustituirá en el cargo a José Ramón Machado Ventura, quien pasa a desempeñarse como vicepresidente.
Otro cambio significativo en Cuba fue el nombramiento de Esteban Lazo, de 69 años, como presidente de parlamento, en sustitución de un líder histórico, Ricardo Alarcón, quien llevaba 20 años al frente del aparato legislativo.
Tanto Díaz-Canel como Lazo son representantes de las nuevas generaciones que serán las encargadas de asumir la dirección del país dentro de cinco años, cuando Castro, como anunció este domingo, abandone el poder.
En las elecciones del pasado día tres, el parlamento cubano tuvo una renovación del 67 por ciento respecto a la anterior composición del cuerpo legislativo en la séptima legislatura y este domingo el Consejo de Estado, con 31 bancadas, asumió 17 nuevos miembros y disminuyó la edad promedio hasta los 57 años.
Todos esos cambios son vistos con buenos ojos por los cubanos, como aseguró a Xinhua la septuagenaria Norma López, quien destacó la necesidad de "meter sangre joven en el gobierno porque en definitiva, los jóvenes son el futuro".
En igual sentido se manifestó Sandra Sardiñas, una joven universitaria que dijo sentirse "más representada por un gobierno donde empiezan a verse nuevas caras".
Armando Pérez, un negro soldado que se confesó "fidelista hasta la muerte", afirmó que "Raúl (Castro) está asegurando la continuidad de una Revolución que ha costado mucha sangre".