Pekín, 26/062013(El Pueblo en Línea)-En el 2008, durante un diálogo cómico entre tres personas durante la gala del Festival de la Primera que todo el país estaba viendo, uno de los personajes dijo: “¿Cuál es el deporte más desgarrador en el mundo?”. “¡El fútbol!”, contestó uno. “¿Y algo peor?”, preguntó otro. “¡El fútbol chino!”, fue la sentencia.
Los chinos se rieron, con amargura. Por desgracia, después de cinco años, la burla sigue siendo válida.
A principios de este mes, el equipo nacional de fútbol de China fue vapuleado 5 a 1 en un partido amistoso con Tailandia, que provocó furiosas críticas de los aficionados humillados.
La furia también provenía de las derrotas vergonzosas frente a Uzbekistán y Holanda anteriormente.
El fútbol chino ya no aguanta más. Ha intentado con entrenadores extranjeros carísimos, subsidios gubernamentales, investigación y enjuiciamiento en casos de corrupción en el equipo, pero parece que nada ha servido de ayuda.
Al igual que cualquier otro sector en China, el fútbol ha sido objeto de reformas por muchos años, pero no se ha obtenido ningún resultado.
Algunos culpan a la transformación de los clubes en un mercado libre y a los grupos profesionales por la depravación del fútbol. Sin embargo los clubes chinos no parecen estar siguiendo las reglas del mercado.
Los jugadores pueden ganar un ingreso considerable, incluso si sus habilidades apenas son adecuadas.
Muchos clubes están respaldados por grandes empresas de propiedad estatal, que permanecen insensibles al mercado, aunque sí a los mandatos de los funcionarios del gobierno.
El fútbol chino todavía carece de su propio modo de desarrollo. Incluso el programa atlético dirigido por el Estado para los Juegos Olímpicos demostró ser todo un éxito, si se incluyen en el número de medallas que el equipo nacional chino ha ganado en los juegos en los últimos 30 años, aunque la estrategia tiene sus defectos y costos.
Un dato más preocupante es que China nunca ha formado una cultura futbolística entre los jóvenes a nivel de bases.
Hay mucha más gente que habla de fútbol que la que participa.
Siempre y cuando conozcas las reglas de los partidos y estés familiarizado con las caras de algunos de los jugadores estrella, ya puedes agitar las banderas y gritar durante los partidos.
Lo preocupante es que las discusiones sobre el fútbol se quedan en internet, en la prensa y como parte del chisme popular, en lugar de llegar a la cancha.
El fútbol chino es un tema público de gran influencia. A la gente le gusta hablar al respecto, lo que hace atractiva a la industria para muchos, mientras que genera lagunas para el capital especulativo.
El presidente Xi Jinping dijo una vez que tiene un interés personal por el fútbol chino. Él también desea revivir el deporte y espera que China pueda clasificar para otra Copa Mundial, ser anfitriona de un mundial o ganar un campeonato. Pero ese aspecto particular del sueño chino podría ser el que está más lejos.
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