Aburrimiento y seguridad son problemas para niños del campo en las ciudades |
Pekín, 23/08/2013 (El Pueblo en Línea)--El entusiasmo de Zhang Xinlin de pasar el verano con sus padres en Pekín desapareció cuando se dio cuenta de que él y su hermana mayor no podían ir a ninguna parte y tenían que conformarse con jugar a las cartas todos los días en el apartamento alquilado por la familia.
Los hermanos llegaron a Dongshagezhuang, una gran comunidad dominada por trabajadores migrantes en las afueras de Pekín, a principios de julio.
“No se nos permite salir a jugar porque nuestros padres están preocupados por la gente mala en las calles”, dijo el joven de 7 años de edad.
Zhang es de un pueblo en Huanggang, provincia de Hubei, y durante la mayor parte de su vida a estado al cuidado de su abuelo.
“Es tan aburrido aquí”, dijo Ni Junhao, de 10 años de edad, que estaba visitando a su padre que es electricista en la comunidad. Es el tercer verano consecutivo que pasa en Pekín. Se quejó de que, a pesar de haber estado en la capital durante más de 40 días, sólo había pasado un día con su padre, cuando fueron a montar autos chocadores en el Parque de Chaoyang. Volverá a su pueblo en Nantong, provincia de Jiangsu, a mediados de agosto.
Cerca de allí, los únicos pasatiempos de Hu Tian y su hermana son las tareas y ver a su madre jugar mahjong.
Las historias de aburrimiento son comunes entre los niños de zonas rurales que pasan el verano con sus padres en las ciudades del país. Una organización que intenta aliviar el aburrimiento de los niños migrantes en Dongshagezhuang es el Centro de Actividades Mulán.
“La mayoría de los trabajadores migrantes alquilan habitaciones de 10 a 20 metros cuadrados, donde comen y duermen, pero los niños son vivaces y están llenos de energía, por lo que es difícil para ellos vivir en condiciones de hacinamiento”, dijo el fundador de Qi Lixia.
Situado en una casa tradicional con patio, y una capacidad máxima para 40 niños, el Centro de Actividades Mulán está abierto seis días a la semana desde las 8:00 hasta las 18:00. Los niños pueden leer, jugar al ajedrez y dardos, disfrutar de las instalaciones deportivas y navegar por internet.
La mayoría de las instalaciones son de segunda mano, donadas por fundaciones o individuos.
“Los niños también pueden jugar al bádminton en el callejón afuera”, dijo Qi. “Les encanta jugar ping-pong, pero no tenemos suficiente dinero para comprar una mesa.
“El dinero siempre ha sido nuestro mayor problema porque no sabemos si las fundaciones van a continuar apoyándonos el próximo año, y todavía no hemos recibido fondos del gobierno para este proyecto”, explicó.
A veces los voluntarios de universidades les enseñan a los niños artesanía, protección ambiental y habilidades de seguridad personal en caso de incendios y terremotos.
Aunque la demanda es enorme, Qi estima que hay menos de diez ONG en Pekín que ofrecen servicios como los de su organización.
No hay estadísticas confiables que muestren cuántos niños de las zonas rurales van a las ciudades para pasar los dos meses que duran las vacaciones de verano.
Un informe de la Federación de Mujeres de Toda China de mayo dijo que hay cerca de 100 millones de menores cuyos padres son trabajadores migrantes. De ellos, 61 millones de ellos permanecen en los pueblos donde crecen sin sus padres.
Preocupaciones de seguridad
“Durante el verano, la mayoría de los hijos de trabajadores migrantes se quedan en casa sin supervisión, por lo que la seguridad es un gran problema”, dijo Sun Heng, director del Hogar de Trabajadores Migrantes en Pekín, una ONG dedicada a mejorar los derechos de la población migrante.
“Hay una gran cantidad de obras de construcción y demolición en estas comunidades. Imagínese a los niños que corren por todas partes. Las posibilidades de que se lastimen son muy altas”, dijo.
Dijo que la prensa muchas veces informa sobre niños que mueren ahogados o atropellados por automóviles, y dicen que también son vulnerables a los traficantes de niños y los abusadores sexuales.
El 8 de agosto, una niña de 13 años de edad que se quedó sola en el dormitorio de sus padres en Taiyuan, capital de la provincia de Shanxi, fue abusada sexualmente por un trabajador migrante que vivía en la comunidad, de acuerdo con el periódico Noticias Vespertinas de Shanxi.
Radio Nacional de China también informó el 15 de julio que un tribunal en Ningbo, provincia de Zhejiang, había descubierto que los niños de trabajadores migrantes representan el 70 por ciento de las víctimas jóvenes de los casos de abuso sexual.
Los niños no sólo son víctimas de la delincuencia, sino también se involucran en actividades criminales ellos mismos, en parte debido a la falta de la orientación de los padres.
Yang Chang, un juez del distrito de Mengtougou, en Pekín, dijo que el verano es una temporada alta para los crímenes cometidos por menores, especialmente hijos de trabajadores migrantes, mientras que los delitos más comunes son las lesiones intencionales y la alteración del orden público. La mayoría de los acusados tiene entre 12 y 14 años de edad.
“Los jóvenes delincuentes y víctimas tienen más tiempo para salir de manera independiente, y los padres no pueden cuidarlos todo el tiempo”, dijo, agregando que su equipo da charlas en las escuelas sobre la seguridad infantil.
Sun dijo que el establecimiento de centros de actividades infantiles en todas las comunidades de las ciudades más importantes podría ayudar a prevenir los crímenes y los accidentes.
“Lo que les falta a estos niños son lugares seguros para jugar cuando sus padres tienen que trabajar”, dijo Zi del Centro de Actividades Mulán.
Hacinamiento en las comunidades
Desde 2009, Dongshagezhuang, cerca del sexto anillo de circunvalación en el distrito de Changping, en Pekín, se ha convertido en una comunidad poblada en gran parte por trabajadores migrantes.
Según Qi, cerca de 1.000 habitantes locales y unos 50.000 trabajadores migrantes viven allí.
De los trabajadores migrantes, la mayoría de los varones hacen trabajos relacionados con la construcción y la renovación hogareña, trabajan en ventas o conducen taxis sin licencia. La mayoría de las mujeres, por su parte, trabajan como camareras en restaurantes o empleadas domésticas.
“No hay estadísticas sobre la población migrante, pero estimo que hay más de 2.000 niños de trabajadores migrantes y el número es mayor durante el verano, porque muchos niños vienen de visita”, dijo Qi.
La comunidad tienen una biblioteca, pero está siempre cerrada. China Daily encontró un número de teléfono de la biblioteca en interne, pero el empleado que atendió dijo que no sabía nada acerca de la biblioteca y luego colgó.
Cheng Hjuoqing, del Centro de Servicio Cultural en el pueblo de Beiqijia, que supervisa los asuntos culturales en Dongshagezhuang, dijo que los centros de actividad comunitarios a menudo son utilizados como salas de reuniones para los comités de los pueblos o salas de ensayo para las asociaciones de baile de jubilados.
Explicó que la dificultad para construir instalaciones culturales y deportivas radica en que los estudios de viabilidad se basan en el número de residentes permanentes y no de la población migrante.
“En las áreas suburbanas como Dongshagezhuang, la afluencia de inmigrantes ha puesto gran presión sobre los servicios públicos y los recursos”, dijo Cheng. “Durante los días calurosos del verano, el suministro de agua y electricidad son un problema serio, por lo que las instalaciones para los niños parecen problemas menos urgentes para el gobierno”, agregó.
Lecciones de vida
Zhang Yan, profesor de la Universidad Normal de Pekín, sostiene que, en lugar de inyectar más dinero en instalaciones o esperar una acción inmediata del gobierno, se debería hacer más hincapié en mejorar la conciencia de los padres sobre los asuntos de seguridad infantil.
“No se debería pensar que todos los hijos de trabajadores migrantes viven de la misma manera que los niños de las ciudades. La mayoría están contentos con el status quo”, dijo.
El profesor ha estado estudiando la educación de los niños de trabajadores migrantes durante unos 10 años.
“Los medios de vida son la prioridad para los trabajadores migrantes, y no hay nada de malo en que los niños que vean la vida real de sus padres y la dificultad de ganar dinero”, dijo.