Representantes del sector ambiental de Panamá denunciaron una situación de emergencia en los humedales del país, ante los riesgos generados por el desarrollo de proyectos no autorizados o sin los adecuados Estudios de Impacto Ambiental (EIA).
La condición de estas zonas, entre la cuales se encuentran cinco sitios reconocidos por su extraordinaria riqueza natural en la Convención Internacional Ramsar, para la conservación de humedales, fue advertida en una gira de periodistas a zonas de manglares que son intervenidas en el sector este de la Bahía de Panamá, en el Pacífico.
Representantes de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (Ancon), Mar Viva, de la Sociedad Audubon y de Conservación Internacional (CI), junto a expertos de la privada Sociedad Panameña de Ingenieros y Arquitectos (SPIA), alertaron durante el recorrido con periodistas tres puntos diferentes con fallas ambientales.
Se refirieron en la denuncia, respaldada por la organización ambientalista Wetlands International, a la quema y destrucción de zonas de humedales y a la realización de rellenos para el desarrollo de proyectos movidos por intereses particulares.
La directora ejecutiva de la Sociedad Audubon de Panamá, Rosabel Miró, mostró los planos y fotografías aéreas que evidencian la transformación que ha sufrido en los últimos años el área, varias de las cuales son zonas que tuvieron vegetación y que ahora están deforestadas por la quema de suelos.
La experta dijo que los rellenos para la edificación de proyectos residenciales de lujo, además de la edificación de bodegas y otras propuestas, incrementan el riesgo de inundaciones, como las que ocurrieron antes en Colón y en el sector de La Chorrera, en el oeste de la capital panameña.
"Es cuestión de tiempo para que ocurra algo similar a lo que pasó en otros lugares del país", subrayó la ambientalista al describir la urgencia de actuar y hacer algo.
Según los especialistas, frente al incremento en el nivel del mar, a consecuencia del cambio climático y al eliminarse los manglares que retienen agua, el peligro es que las lluvias en las áreas de relleno inunden las zonas residenciales ubicadas cerca y que se están quedando ahora en un nivel más bajo.
Consideraron posible, incluso, que la destrucción de los manglares ponga en peligro la estructura del Corredor Sur, una autopista con peajes que comunica el área bancaria de la capital con el este de la ciudad y el Aeropuerto Internacional de Tocumen, la cual costó millones de dólares construir.
Los ambientalistas reconocieron también la existencia de un viejo problema sin solución, ya que existen áreas de humedales que fueron tituladas hace años a particulares, ya que en entonces no existían las normas de ahora, cuando en otros lugares del mundo este tipo de zonas son intocables.
Se quejaron de las intervenciones de 10 o 12 proyectos que aseguraron han sido emprendidos en zonas inundables, a través de esquemas de ordenamiento territorial, o con EIA de categoría uno o dos, que no tienen la profundidad que requiere determinado tipo de proyectos, o sin estudios de impacto ambiental.
En algunas de las zonas visitadas hubo manglares destruidos, basura y hasta un refrigerador, lo que según los denunciantes es una muestra de que estos sitios se están convirtiendo también en vertederos de basura y de desechos de la actividad de construcción.
Miró explicó que del Corredor Sur hacia el mar (en el Pacífico) es permitido un uso de suelo como reserva ecológica, reserva silvestre y espacios verdes, por tanto no se permiten desarrollos residenciales, ni comerciales, ni industriales.
Aseguró que pese a las normativas del ahora Ministerio de Vivienda y Ordenamiento Territorial (Miviot) de Panamá se ha utilizando la figura de esquemas de ordenamiento territorial para cambiar el uso de suelos, a pesar de que existe un área protegida.
Reconoció que la presión por el desarrollo de proyectos ha motivado la expulsión de cocodrilos que se han ido hacia áreas residenciales cercanas, donde han afectado a diferentes especies.
"Aquí hay nutrias de agua dulce en estos humedales, tenemos marsupiales y otras especies de aves", destacó.
Además, los ambientalistas denunciaron que la estatal Autoridad Nacional del Ambiente (Anam) aprobó un estudio de impacto ambiental en una de las zonas reservadas al desarrollador Biadel para la adecuación y remoción de terrenos en poco más de 12 hectáreas, cuya afectación se observa en áreas aledañas y manglares.
Enfatizaron en que el EIA prohibía la afectación de los manglares a esta empresa que espera, además, la aprobación de una segunda solicitud de EIA bajo el nombre de Parque Industrial Zona Sur para la construcción de galeras en el área.
La directora ejecutiva de Ancon, Alida Spadafora, explicó que algunas intervenciones en estas áreas no tienen EIA, a lo cual se suman los que tienen EIA que no corresponden.
"Lo que está pasando es caótico, insostenible y un crimen que está poniendo en peligro a Ciudad de Panamá, principalmente las zonas de Juan Díaz y Tocumen", en donde medio millón de personas puden verse afectadas, sostuvo.
Alertó que de nada van a servir canalizaciones improvisadas que se han edificado en estas zonas para evitar una tragedia cuando afecte un fenómeno de baja presión.
Spadafora se quejó de la Anam por no actuar frente a lo que se está haciendo y pidió al presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, intervenir para detener la destrucción en la Bahía de Panamá.
Consideró además pertinente que los responsables financien la restauración de estas áreas.
El arquitecto Francisco Barrios, de la SPIA, dijo que existe un inminente peligro de inundaciones por la realización de construcciones sin ningún control.
Recordó que se hizo antes una propuesta para construir en estas zonas un parque, el cual no ha prosperado.