SAN JOSE, 8 mar (Xinhua) -- La representación de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Costa Rica destacó hoy los avances de este país en materia de derechos para las mujeres, al hacer un llamado para que se produzcan cambios en otras áreas como la violencia de género y la desigualdad de los ingresos.
En un comunicado con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, la coordinadora residente de la ONU en Costa Rica, Yoriko Yasukawa, reconoció que en Costa Rica las mujeres han logrado una destacada y creciente participación en la política y en la toma de decisiones.
Yasukawa resaltó los avances en la inclusión de las mujeres en el mercado laboral que pasó de 35 por ciento en el año 2000, a 45 por ciento en 2012.
Costa Rica ha avanzado significativamente en algunas áreas y estos logros dan la base para avanzar más en otros temas. Por ejemplo, hay que tomar medidas decididas para combatir la violencia contra las mujeres de todo tipo, sea esta física, sexual, psicológica o patrimonial", comentó la representante de la ONU.
"Es importante también propiciar políticas que aseguren que las mujeres tengan acceso a empleos acorde a sus capacidades y que ganen el mismo salario que los hombres por el mismo trabajo", añadió.
El Sistema de Naciones Unidas recordó que el ingreso promedio de las mujeres en Costa Rica es 26 por ciento menor al de los hombres, mientras que la tasa de desempleo es cuatro puntos más alta que la de los varones (10,2 por ciento).
En cuanto al tema de violencia, el Poder Judicial de Costa Rica registró en 2007 un total de 5.145 infracciones a la Ley de Penalización de la Violencia Domestica, cifra que se incrementó hasta 17.447.
La representante de la ONU aseguró que desde Costa Rica se ha apoyado la campaña del secretario general del organismo, Ban Ki-moon, denominada "Unete para poner fin a la violencia contra las mujeres".
Yasukawa señaló que muchas mujeres sufren doblemente la exclusión y la discriminación por ser indígenas, afrodecendientes o migrantes.
En estas condiciones, muchas inmigrantes trabajan en el sector informal en profesiones no reguladas, donde pueden ser presa fácil de la explotación, el abuso y hasta de la trata de personas.