Un hombre vence al cáncer y logra el oro Olímpico a los 54 años |
Fuente:agencias
Río de Janeiro,18/08/2016(El Pueblo en Línea)-Vivir en el agua. Esa frase puede resultar inverosímil para cualquier hombre pero el argentino Santiago Lange no es un hombre cualquiera. Esa frase es la más cercana a la descripción de la carrera deportiva de un personaje singular. “Me separé de mi esposa y viví en un barco. No tenía un mango, un amigo me prestó un barco y terminé viviendo cuatro años ahí..”, contó alguna vez este hombre que en su sexta participación en un Juego Olímpico, récord para la misión de Río de Janeiro 2016, ganó su tercera medalla. Claro que con dos bronces en su poder, a él sólo lo obsesionaba el metal más preciado. Y al ansiado oro llegó este martes, según La Vanguardia.
Estos son Juegos muy especiales para Lange, que tiene ahora 54 años. Porque por primera vez los comparte con sus hijos Yago y Klaus. “Estos Juegos son muy emocionantes para mí. Nunca lloré tanto como la ceremonia inaugural que compartí con ellos”, explicó quien sólo recibe admiraciones y respetos en cada paso que da por la Marina da Gloria, el escenario que fue el de la concreción de un viejo sueño. Es que Lange y Carranza Saroli llegaron a la Medal Race (la última regata del yachting, en la que se puntúa doble) en el primer lugar y con un sexto puesto en la cancha de Pan de Azúcar el yachting argentino consiguió la primera medalla de oro de su rica historia.
Lo interesante de esta historia es que casi todos pusieron en duda la participación de Lange en las aguas de la bahía de Guanabara cuando el año pasado un cáncer le quitó un pulmón pero no pudo contra su inmensa pasión de navegante y sus inconmensurables ganas de vivir. “Fue tremendo. Yo lo llevé al hospital en Barcelona cuando se descompuso. Jamás pensé que podría recuperarse y acá estamos, listos para navegar”, había contado Carranza Saroli en la previa de los Juegos. Aquellos de 2015 fueron días complicados para la dupla subcampeona del mundo del año anterior porque todas fueron incógnitas al principio. Sin embargo, mucho antes de lo imaginado, Lange estaba otra vez en su mundo, entre barcos, mástiles y velas, trabajando sobre ese proyecto del Nacra 17 que lo fascinó de entrada.