Por Luis Brito
MEXICO, 16 ago (Xinhua) -- Después de que aseguró medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Río de janeiro, el boxeador Misael Rodríguez marcó a un teléfono a 8.700 kilómetros de distancia: "Mamá, ¿me viste? Mamá, ¿cómo te sientes? ¡La primera medalla!".
"Orgullosa por tu logro. ¡Muy contenta!", le respondió su madre, Aurelia Olivas, desde Hidalgo del Parral, una pequeña ciudad del norteño estado de Chihuahua, que vio nacer al peso medio que, la víspera, aseguró la primera medalla olímpica para el boxeo mexicano desde Sídney 2000.
En entrevista con Xinhua, la mujer cuenta que había seguido la pelea en la que su hijo venció por decisión unánime al egipcio Hosam Hussein Abdin, en los cuartos de final de los 75 kilos, en un televisor del área de atención a clientes de la compañía telefónica para la que trabaja desde hace décadas.
"No hay palabras para describir tanta felicidad, tanta emoción, tantos recuerdos. Es mucho el orgullo por él", expresó.
Entre los recuerdos que le brincan está el de que Misael descubrió el boxeo cuando tenía 15 años y se había desencantado del fútbol, en el que soñaba ser profesional, porque su equipo siempre perdía a falta de más entusiasmo de sus compañeros.
"No le gusta perder, siempre quiere salir adelante, y un día me dijo 'ya no voy a jugar fútbol' . Le dije que no era posible que estuviera así nada más viendo la televisión. 'Usted tiene que moverse' ", relató.
Misael entonces descubrió el gimnasio de box de Rubén Castrejón, un entrenador local, y después de la aprobación de su madre comenzó con sesiones de dos horas diarias, dando inicio así su trayectoria arriba del ring.
"A los seis meses de haber empezado se fue a una (competencia) nacional a (l estado de) Yucatán, y se trajo plata", presumió la mujer, quien sacó adelante a Misael y a sus tres hermanos sola tras quedar viuda cuando aún eran pequeños.
El pugilista de 22 años de edad y 1,80 metros de altura, pretendía cursar la carrera de Ingeniería Civil tras finalizar sus estudios de bachillerato, pero no logró matricularse en la universidad y migró al estado de Oregon, Estados Unidos, donde vivía una tía, para aprender inglés y continuar peleando.
Regresó al país en 2013 para contender en el Campeonato Nacional de Primera Fuerza, el cual ganó, y después las autoridades lo llamaron a concentrarse en el Comité Olímpico Mexicano, en la Ciudad de México, donde se convirtió en pupilo de Francisco Bonilla, el entrenador de la selección nacional.
Desde entonces, Misael ha cosechado preseas en justas internacionales: plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Veracruz 2014, bronce en los Panamericanos de 2015 y segundo puesto en el Preolímpico de Buenos Aires de este año.
"Es de fuerte carácter, cuando empezó en el box era medio rebeldito, como cuando está uno joven", recordó en entrevista su tía, Lourdes Olivas.
La familiar, quien mira a Misael como su sobrino consentido, afirmó que desde que se inició en el deporte de los puñetazos sabía que tenía casta de campeón por su empeño y carácter persistente.
"Ya se imaginará los gritotes que pegamos, hasta roncas quedamos de tanto aplauso y grito, y emoción", comentó la tía al recordar la victoria del mexicano sobre el egipcio, un medallista de campeonato mundial.
La preparación del pugilista dentro del proceso para Río 2016 implicó sesiones de más de cinco horas diarias de entrenamiento e incluso, junto con otros seleccionados, salió un día de septiembre de 2015 a las calles de la Ciudad de México a pedir dinero a pasajeros de autobuses para costearse el viaje al Campeonato Mundial de Qatar.
Su madre mira ese episodio, derivado de un recorte presupuestal a la Federación Mexicana de Boxeo, como una de las peleas que su hijo debe dar fuera del ring para forjarse.
"Claro que no me pareció, pero así es como es un campeón. Hay que echarle ganas a todo", manifestó Aurelia.
El pugilista se medirá este 18 de agosto en el cuadrilátero del Riocentro ante el subcampeón mundial uzbeco Bektemir Melikuziev, para definir un lugar en la final que reparte el oro y la plata del peso medio.
Aún perdiendo la semifinal, Misael subirá al tercer escalón del podio porque el boxeo olímpico otorga dos bronces.
Por ahora, México está a la expectativa de conocer el color de la medalla número 13 que el boxeo nacional brinda en Juegos Olímpicos, luego que ha logrado dos oros, tres platas y siete bronces en nueve justas desde Los Angeles 1932.
"Esperemos en Dios que se le dé el oro", expresó la madre de Misael, quien este jueves seguramente volverá a recibir una llamada desde Río de Janeiro.