BEIJING, 3 sep (Xinhua) -- En el 68 aniversario de la victoria en la guerra antifascista, el gobierno de Japón y el ala derecha deben escuchar el llamado de la justicia y mejorar sus lazos con los países vecinos. No hay posibilidad de que Japón desafíe el orden internacional que ha prevalecido desde la Segunda Guerra Mundial.
Como está estipulado en la Proclamación de Postdam que define los términos de la rendición japonesa en 1945, "deben ser eliminadas para siempre la autoridad e influencia de aquellos que han engañado y confundido al pueblo de Japón para emprender la conquista del mundo, porque nosotros insistimos en que un nuevo orden de paz, seguridad y justicia será imposible hasta que el militarismo irresponsable sea eliminado del mundo".
La alerta sigue sonando como una nota de precaución valiosa porque el gobierno japonés y el ala derecha han desafiado frecuentemente el orden internacional para perseguir el poder político y militar a través de medios que violan la Carta de las Naciones Unidas.
Ante la falta de impulso de las "Abenómicas" (las políticas económicas del primer ministro japonés Shinzo Abe), los crecientes conflictos sociales y el descontento público, el gobierno japonés está recurriendo a los derechistas para buscar apoyo e incluso para avivar el nacionalismo. También se ha referido a la llamada "amenaza de China" como una excusa para fortalecer su músculo militar.
Las autoridades están mostrando actitudes distorsionadas respecto a asuntos históricos, conduciendo a disputas territoriales amargas con los países vecinos. Las visitas de miembros del gabinete al templo que honra a crimales de guerra de clase A también refleja su entendmiento incorrecto del propio militarismo e historia de agresión de Japón.
También se esfuerza por modificar su Constitución para que Japón pueda poseer fuerzas armadas "normales" con "derechos normales" para entablar guerras.
Si esas declaraciones y acciones no son contenidas, la tendencia representará una seria amenaza para la estabilidad de Asia Oriental.
La paz mundial y el orden internacional establecidos después de la Segunda Guerra Mundial no admitirán daños. Japón debe descartar su ilusión de recuperar la hegemonía regional basado en una correcta evaluación de la situación en el mundo moderno, el cual es diferente en comparación con principios del siglo XX.
China es la segunda mayor economía del mundo, y la tendencia de paz, desarrollo y cooperación prevalece en Asia. No habrá futuro para Japón si su gobierno continúa negando y glorificando el militarismo y desafiando los resultados de la Segunda Guerra Mundial.
Sin un ambiente sólido y pacífico, el país se hallará en un camino reducido de sobrevivencia y desarrollo.
El abierto desafío a la justicia histórica y a la conciencia humana de parte del ala derecha ha generado críticas de los países vecinos y de la comunidad internacional en general.
Para obtener el respeto de la comunidad internacional, Japón debe enfrentar la historia directamente como lo hizo Alemania, y eliminar los genes del militarismo y el fascismo. De otra mamera, continuará estando marginado y aislado del mundo.