Por Chen Zhengshi
Pekín, 24/02/2014(El Pueblo en Línea)- El día 21 de febrero, el presidente de EE.UU. se reunió otra vez con el Dalai Lama. Todo el mundo sabe que como exiliado político que durante muchos años ha estado dedicado a actividades separatistas contra China, la visita del Dalai Lama a EE.UU. no tiene más objetivos que los dos siguientes: en primer lugar, buscar simpatizantes a su ideología de “independencia del Tíbet”, y en segundo lugar, perturbar las relaciones entre China y EE.UU.. EE.UU no declaró públicamente que la reunión entre su presidente y Dalai fuera por motivo de derechos humanos de Tíbet o por motivos religiosos del Tíbet, pero la verdad demuestra justamente lo contrario. Un conocimiento básico sobre EE.UU. es suficiente para que uno entienda que la diplomacia de este país siempre ha estado destinada a intereses flagrantes, y los pretextos enmascarados son nada más que excusas para obtener beneficios. Sin embargo, en este asunto es muy obvio que EE.UU. comete un gran error y tiene ilusiones surrealistas.
En primer lugar, EE.UU tiene ilusión de contener a China con la “carta” del Dalai Lama. Desde finales de los años 50 del siglo pasado, cuando la CIA apoyó la rebelión del Tíbet, les ha servido la “carta” del Dalai Lama, ya hace más de 50 años. Hoy en día, EE.UU. sigue siendo el principal campamento de los independistas del Tíbet. Algunos políticos estadounidenses están aficionados a mantener una relación estrecha con el Dalai Lama, y la Fundación Nacional de Dotación para la Democracia, apoyada por el gobierno estadounidense, invierte cada años enorme cantidad de dinero en las fuerzas de la “independencia del Tíbet”, con asignación del Congreso, estableciendo obstáculos para el desarrollo y la estabilidad de China aprovechando el problema del Tíbet. Sin embargo, podemos ver que en el Tíbet actual, librado de la esclavitud del Dalai Lama y la servidumbre, el desarrollo social y económico y el nivel de vida del pueblo se encuentran en la mejor época de toda la Historia, los residentes de todas las etnias disfrutan de derechos humanos y una libertad sin precedentes; la libertad religiosa y la tradición cultural están bien protegidas y heredadas. El desarrollo de China es una tendencia histórica imposible de parar, y el futuro brillante del Tíbet no se verá afectado por las fuerzas de la “independencia del Tíbet” o las fuerzas occidentales contra China. Seguir jugando con la “carta” del Dalai Lama está destinado al fracaso.
En segundo lugar, desprecian la firme voluntad y determinación de China de defender sus propios intereses. No hicieron caso a los consejos de China, excusándose con una “reunión privada”. Creían que podrían hacer pasar el incidente sin mayor difusión ni discusión para evitar consecuencias graves. Pero tienen que ser conscientes de que el respeto mutuo es el principio que tienen que observar ambos países para la cooperación, y también constituye la base de la confianza mutua estratégica de ambas partes. El daño a los intereses y al sentimiendo del pueblo chino no sólo provocará la reprimenda de China, sino también causará “el efecto mariposa”. Visto a corto plazo, la cooperación y los intercambios entre China y EE.UU. se verán inevitablemente afectados. EE.UU. no debe tener la ilusión en hacer daño a los intereses de China por una parte y por la otra pedir apoyo y cooperación a China en una serie de problemas importantes como si nunca hubiera pasado nada. A largo plazo, el comportamiento de EE.UU. dañará aun más la imagen del país entre los chinos, y profundizará las dudas sobre las intenciones estratégicas de Washington. Estados Unidos no debe ignorar las graves consecuencias causadas por su propio error.
En tercer lugar, tienen ilusiones de que reunirse con el Dalai Lama pueda otorgarles más recursos políticos. Siempre excusan que la reunión entre su presidente y el Dalai Lama fue una respuesta necesaria a las presiones políticas y públicas dentro de su país, que es un pretexto obviamente absurdo. No me interesa comentar la política interior de Estados Unidos, porque todo el mundo sabe que a los ciudadanos estadounidenses les preocupan más los problemas relacionados con sus vidas, como la economía, el empleo, la población y la educación, en vez de la reunión entre su presidente y un exiliado político extranjero. China es el segundo socio comercial de Estados Unidos, y ambas partes tienen que mantener una comunicación y coordinación frecuentes con respecto a problemas regionales y globales importantes. Una relación hostil entre China y Estados Unidos tendrá un impacto negativo en los beneficios de EE.UU. . La reunión entre Obama y el Dalai Lama no tiene nada que ver con los beneficios de los ciudadanos estadounidenses, que tampoco están de acuerdo.
China y Estados Unidos, dos países importantes, tienen una relación estratégica. Los comportamientos de este tipo harán daño a las relaciones en un futuro. Actualmente, ambos países están dedicados a construir una relación nueva entre grandes potencias basándose en el respeto mutuo y la cooperación de beneficio mutuo. Las palabras hipócritas y las acciones obstinadas nunca conducirán a buen puerto
(El autor es especialista de relaciones internacionales.)
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